Los cerca de 600 habitantes de San Tirso de Abres, el municipio más occidental de Asturias enclavado a orillas del río Eo, en el límite fronterizo con Galicia, comenzaron a engalanar sus balcones y sus calles desde hace días para que todo estuviera listo para la visita de don Felipe y doña Letizia. Tras presidir la última edición, y sin duda la más emotiva, de los premios Príncipe de Asturias al recordar a las víctimas del terrorismo, llegaron a mediodía a San Tirso y desde que se bajaron del coche recibieron el calor y las muestras de cariño de los lugareños. Y es que fueron muchos los que acudieron en masa a las principales calles de El Llano, capital del concejo, para acompañar con vítores, aplausos y Jota de San Tirso, interpretada por el Grupo Folclórico Brisas del Eo, el recorrido oficial de los príncipes.
Marcado por la gran distancia que le separa del centro de Asturias y su histórica escasez de recursos, este municipio ha hecho de la solidaridad todo un modo de vida y ha consolidado su economía fundamentalmente sobre la riqueza pesquera del Eo, los vínculos con la ribera opuesta y, en épocas recientes, las posibilidades de negocio que ofrece el turismo rural. En el acto institucional de entrega del galardón, don Felipe quiso la enhorabuena a la población santirseña por una distinción que reconoce su "voluntad firme de preservar las tradiciones y salvarlas del olvido", así como una actitud solidaria "ejemplar" en estos "tiempos difíciles".
Tras destacar el "importante papel" de las pequeñas comunidades rurales cuando "el bienestar de cada uno ha de ser inseparable del bienestar de los demás", el príncipe valoró a la población de San Tirso por ofrecer a todos "una hermosa lección" de cómo construir un mundo con mayores ilusiones y "cierta dosis de utopía".
Bajo un cielo completamente despejado y un calor poco habitual en la segunda quincena de octubre, los príncipes estuvieron acompañados por los responsables de la Fundación Príncipe de Asturias, la alcaldesa María Goretti Quintana y el presidente regional, Francisco Álvarez-Cascos. Don Felipe y doña Letizia recorrieron la céntrica calle General Aranda, engalanada con una alfombra floral de 94 metros de largo elaborada para la ocasión por unas 50 mujeres de la asociación "Renacer". Entre aplausos de los vecinos que se agolpaban tras las vallas de protección para saludarles y fotografiarles con cámaras y teléfonos móviles, los príncipes correspondieron a las muestras de afecto a lo largo del camino que les conducía a la plaza del Ayuntamiento, donde visitaron una exposición fotográfica al aire libre sobre las actividades de la comunidad vecinal.
También entraron en la sede del Consistorio para firmar en el libro de honor y allí recibieron como obsequio unas réplicas del "salmón de oro", símbolo de la importancia histórica que tiene para este municipio el aprovechamiento del río Eo, que cuenta en la actualidad con quince cotos salmoneros. En el amplio patio del colegio público del pueblo, convertido para esta visita en una completa exposición de los oficios tradicionales del municipio, don Felipe y doña Letizia han podido comprobar el esfuerzo de la comunidad por conservar otras muchas tareas, desde la elaboración de jabón artesanal y la fabricación de madreñas hasta la artesanía con hoja de maíz y el mayado de sidra.
El recorrido por los distintos oficios les ha llevado hasta unas niñas que ayudaban a amasar las populares roscas de Jueves Santo, momento en el que una de las artesanas ha conversado con los príncipes en tono distendido y ha comentado a don Felipe que no sabía lo afortunado que es al tener una mujer asturiana. El príncipe ha contestado en seguida, muy sonriente: "Sí lo sé".
Una visita a la iglesia parroquial de San Salvador, originaria del siglo XVI, un recorrido por el Centro Social de Personas Mayores y un almuerzo ofrecido por la Fundación en honor de los príncipes en el polideportivo municipal pusieron el broche de oro a su estancia en la localidad galardonada con el Premio Pueblo Ejemplar de Asturias 2011.
Este premio se concede al pueblo, aldea, núcleo de población, espacio paisajístico o grupo humano del Principado de Asturias que haya destacado de modo notable en "la defensa y conservación de su entorno natural, ambiental, de su patrimonio histórico, cultural o artístico, o también en la realización de obras comunales u otras manifestaciones de solidaridad sobresalientes". El jurado resolvió distinguir, de entre las treinta candidaturas que han concurrido en esta edición, a la comunidad vecinal de San Tirso de Abres, "por su compromiso histórico con la tradición y la cultura desde una situación de lejanía y marginalidad a la que ha sabido sobreponerse gracias al espíritu de superación y el esfuerzo de su comunidad vecinal, siempre activa, solidaria y abierta a la modernidad".