Se dice que "una imagen vale más que mil palabras", y la que han protagonizado Su Majestad el Rey y el ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez cumple ciertamente con este dicho. Como dos buenos amigos que vuelven a verse después de un tiempo, don Juan Carlos y el duque de Suárez pasearon ayer por los jardines de la residencia familiar que el ex mandatario posee en la madrileña urbanización de La Florida. Los Reyes le visitaron a mediodía, pasada la una de la tarde, para hacerle entrega en persona del Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro, la distinción de mayor prestigio del mundo que le concedieron el año pasado.
El encuentro tuvo lugar en privado para preservar la intimidad del primer presidente de la democracia, quien padece desde hace años una grave enfermedad degenerativa que le impide en muchas ocasiones reconocer a sus conocidos. Sin embargo, la Casa del Rey ha hecho pública una única fotografía tomada por su hijo mayor, Adolfo Suárez Illana, quien explicó brevemente detalles de este emotivo y sencillo encuentro: "Los Reyes estuvieron muy cariñosos y afectivos, como son ellos. Mi padre no reconoció al Rey, pero notó su cariño y en cuestión de minutos se metieron el uno al otro en el bolsillo. Han vivido muchas cosas juntos y han llegado al final de un camino", afirmó.
Una visita "cariñosa y entrañable"
La imagen muestra a [don Juan Carlos] con el brazo sobre el hombro del ex mandatario, un gesto que demuestra el profundo afecto que el soberano siente hacia su gran amigo, con quien ha vivido momentos clave durante la época de la Transición. En ella aparecen los dos de espaldas pero no por el estado de salud de Suárez, pues su aspecto físico es el de siempre con unos años más, sino porque "no queríamos romper la intimidad". Así lo explicó su hijo, que añadió además que su padre se encuentra estable en su enfermedad.
Fuentes de La Zarzuela han calificado la visita, en la que también estuvieron presentes algunos miembros de la familia Suárez, como "cariñosa y entrañable". A pesar de que el ex Presidente no tiene capacidad de dialogar, sí responde a los afectos y entiende algunas palabras. De hecho, en un momento de la visita, la reina Sofía le llamó "guapo" y él "pegó un brinco" de alegría. "Cuando se despidió de nosotros, el Rey nos preguntó que cuándo podía venir", comentó Suárez Illana. Y es que los Reyes han seguido muy de cerca el estado de salud de su gran amigo, a pesar de que no siempre han podido visitarle con la asiduidad con la que hubieran deseado. Ayer pudieron de nuevo volver a verle para satisfacción de los monarcas.