Los Emperadores de Japón, fieles a la tradición
Los emperadores Akihito y Michiko visitaron el Santuario de Ise
Tan bello como el reino del Sol naciente son sus tradiciones. Esta semana hemos asistido a otro de sus preciosos ritos junto a los emperadores Akihito y Michiko, que visitaron hace días el Santuario de Ise, en la Prefectura de Mie, después de la ceremonia del pasado octubre para transferir la divinidad del santuario a un nuevo edificio. Durante su visita al templo, la joya y la espada imperiales, dos de los tres tesoros sagrados de la Familia Imperial, fueron sacados del Palacio Imperial de Tokio por primera vez desde que hicieran una visita similar hace 20 años, mientras el tercer tesoro, un espejo, permaneció como siempre en el Santuario de Ise.
La pareja imperial, escoltada y acompañada por monjes y fieles vestidos con los tradicionales kimonos blancos y paraguas-sombrilla del mismo color, entró la mañana del miércoles en el recinto del santuario llamado Geku, que se dedica a Toyouke Omikami, el dios responsable de alimentos, ropa y refugio. Luego, esa misma tarde, visitaron el pabellón de Naiku, consagrado a Amaterasu Omikami, venerada como la deidad ancestral de la Familia Imperial. Fieles a la tradición, el emperador Akihito, de 81 años, vestía chaqué y la emperatriz Michiko, de 79, lucía un vestido largo blanco, y ambos se resguardaban de la lluvia con los clásicos paraguas negros.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, los Emperadores llevaban los tesoros sagrados consigo cuando se quedaban fuera del Palacio Imperial durante al menos una noche. La costumbre terminó después de la guerra con el nacimiento constitucional y la separación entre gobierno, iglesia y ejército.