En Miami, Carlos Felipe llegó solo al control de pasaportes y fue sometido a un cuestionario rutinario, en el que contó que era un miembro de la realeza sueca. El personal de aduanas pensó que se trataba de un impostor
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El hijo de los Reyes de Suecia tuvo que pasar la noche bajo custodia. Finalmente, Carlos Felipe logró convencer a la policía de su identidad y pudo volar al día siguiente a Washington, en cuyo aeropuerto fue recibido por el embajador sueco
17 ENERO 2007
El príncipe Carlos Felipe de Suecia, segundo en la línea de sucesión al trono, fue retenido por la policía de Estados Unidos a mediados del pasado mes de septiembre cuando, procedente de Caracas, fue confundido con un impostor en el aeropuerto de Miami.
Carlos Felipe, de 27 años, formó parte el pasado otoño de un equipo que viajó por todo el mundo para rodar un documental sobre las huellas del científico sueco Carl von Linné, de cuyo nacimiento se cumplen 300 años en 2007. Junto a él viajaban, entre otros, el fotógrafo Mattias Klum y el cineasta Folke Rydén.
Durante su estancia en Venezuela, el Príncipe estuvo siempre acompañado por personal del Säpo, los servicios de inteligencia suecos pero, cuando el trabajo se terminó, sus guardaespaldas volvieron a Europa al considerar que Estados Unidos era un país seguro.
El día en que el equipo debía tomar un avión de Caracas a Washington, Carlos Felipe se dio cuenta de que se había olvidado el pasaporte en un hotel de Ciudad Guyana, al sur del país. El Príncipe mandó que se lo trajeran, pero éste no llegó a tiempo y él perdió el avión. El hijo de los Reyes se quedó sólo y decidió volar al día siguiente a Miami, para trasladarse desde allí a la capital estadounidense, donde se reuniría con el resto del equipo, según relata hoy Folke Rydén al periódico “Aftonbladet” .
No le creyeron y estuvo bajo custodia
En Miami, Carlos Felipe llegó solo al control de pasaportes y fue sometido a un cuestionario rutinario, en el que contó que estaba en Estados Unidos para rodar un documental y que era un miembro de la realeza sueca. El hecho de que viajara solo y de que no tuviera un permiso de trabajo –aunque, al parecer, si llevaba un pasaporte diplomático- llevaron a pensar al personal de aduanas que se trataba de un impostor.
Según fuentes no especificadas por el diario, el hijo de los Reyes de Suecia tuvo que pasar la noche bajo custodia. Finalmente, Carlos Felipe logró convencer a la policía de su identidad y pudo volar al día siguiente a Washington, en cuyo aeropuerto fue recibido por el embajador sueco.
“Mi impresión es que él pensó que era algo excitante. El príncipe es una persona muy simpática y fue su encanto el que hizo que se las arreglara tan bien”, declaró Rydén a “Aftonbladet”, que hoy publica la noticia en exclusiva.
A pesar de la terrible experiencia que le tocó vivir el pasado otoño, Carlos Felipe ha vuelto a instalarse esta misma semana en EEUU para completar sus estudios de fotografía y Diseño gráfico en una reconocida escuela de Nueva York.
El Príncipe, nacido en 1979 en el Palacio Real de Estocolmo, estudió durante dos años en un internado de Connecticut. El pasado año vivió en Washington para poder cursar estudios de fotografía en la sociedad Nacional Geographic.