Puede haber sido su 25º cumpleaños, pero no por ello Kate Middleton se tomó el día de descanso. La trabajadora novia del príncipe Guillermo madrugó como de costumbre y apareció por primera vez un tanto cabizbaja -llegando incluso a taparse la cara con la mano- ante cerca del medio centenar de fotógrafos y equipos televisivos que la esperaban a la salida de su domicilio dispuestos a robarle la primera instantánea del día. Kate, muy chic con un vestido minifaldero con estampado geométrico en blanco y negro y botas de caña alta negras, sonrió con cierto esfuerzo y asumió con resignación la atención mediática, cuando se dirigió a su Golf azul para afrontar una nueva jornada en Jigsaw, la compañía de moda donde ella trabaja como compradora ayudante de accesorios.
"Guillermo desea que los paparazi dejen de acosarla"
No ha trascendido si el príncipe Guillermo, después de que regresara el fin de semana al cuartel con su regimiento, Blues and Royals, pudo reunirse con Kate para celebrar este día tan especial para ella. Pero sí cuál sería el mayor regalo de cumpleaños que el primogénito del Príncipe de Gales podría desear para su novia: "Lo que el Príncipe desea por encima de todo es que los paparazi dejen de acosarla", declaró ayer un portavoz de Clarence House. Una declaración que ha sido respaldada por los abogados del príncipe Carlos. El padre de Guillermo ha pedido a sus asesores que pongan fin a la persecución que está sufriendo Kate y a la invasión permanente de su intimidad.
Y es que Kate Middleton vive día tras día perseguida por numerosos fotógrafos y equipos de televisión, que hacen guardia en la entrada de su casa, en el barrio de Chelsea, y la siguen allá donde vaya. Ser invitada de honor del príncipe Guillermo el día de su graduación en Sandhurst -un acto presidido por la Reina-; haber conseguido la bendición de Isabel II, como delatan sus constantes invitaciones a Palacio; contar con la protección del príncipe Carlos, que le consigue trabajo y la cuida como si fuera su hija; estar, en definitiva, cada día más cerca de la Familia Real inglesa son algunos de los gestos que los medios de comunicación han interpretado como pruebas inequívocas de un próximo anuncio de compromiso y futura boda de la pareja. Vaticinio que la ha condenado a convertirse en el centro de la creciente especulación. Tanto es así que, según el diario The Times, el precio de una instantánea de la novia del príncipe Guillermo ha subido como la espuma y ahora algunos medios de comunicación están dispuestos a pagar hasta 37.000 euros por una foto de ella en biquini; entre 400 y 1.200 euros por una imagen de Kate caminando por la calle; 1.500 euros en el caso de instantáneas de la joven más originales, y cifras astronómicas si Kate Middleton aparece acompañada por el Príncipe.
Una nueva reina de corazones
El acoso que sufre Kate recuerda al que vivió la princesa Diana. Durante las últimas semanas, los periódicos se han dedicado a buscar paralelismos entre ambas y a publicar constantes comparativas de las dos. Los británicos necesitan una nueva reina de corazones, la aclaman con insistencia y los medios no se resisten a saciar los deseos de sus lectores, lo que ha acuciado aún más esta salvaje persecución a la novia del Príncipe. Más que nunca el doloroso recuerdo del fatal destino que sufrió la Princesa de Gales -en parte por el estado ebrio del conductor y en parte por el acoso de los paparazi- se instaló en Londres cuando Kate tuvo que soportar el acecho de coches y motos que no se conformaron con las instantáneas de la joven a la salida de su casa sino que la siguieron en comitiva hasta su lugar de trabajo. Unas imágenes que han traído nuevamente dolor a los Windsor.
Pero el cumpleaños de Kate ha puesto punto y final a esta carrera de fondo. Tras la preocupación inicial, la Casa Real ha pasado a la acción. Abogados de Clarence House estudian posibles acciones judiciales, amparados en la Ley de Acoso de 1997 y el Acta de Derechos Humanos, y han informado a los medios de los problemas legales a los que se enfrentarían si continúan publicando fotografías de Kate en ámbitos de su vida privada. Rupert Murdoch, el magnate de los medios de comunicación, ha secundado la medida y ha prohibido a sus cabeceras británicas publicar fotos de Kate robadas.