El rey Abdalá y la reina Rania de Jordania iniciaron el pasado domingo una visita de Estado de tres días a Francia, para tratar de buscar soluciones a los últimos acontecimientos en Oriente Medio, así como fortalecer las relaciones entre ambos países. Los monarcas jordanos, que estarán acompañados durante su estancia en la capital francesa por el director de la Oficina del Rey, Farouq Qasrawi, y por el ministro de Asuntos Exteriores, Abdul Ilah Khatib, mientras el príncipe Feisal asume la regencia en Jordania, fueron recibidos con una cálida bienvenida por el presidente galo, Jacques Chirac, y su esposa, Bernadette, en el Palacio del Elíseo.
Rania, una reina modelo
Como en todas y cada una de sus apariciones públicas, la reina Rania hizo alarde una vez más de su belleza y elegancia. La soberana, que fue durante años una Princesa invisible bajo la sombra del fallecido rey Hussein, se ha revelado en los últimos años como la más digna sucesora de la respetada y bellísima Noor. Y, como tal, la segunda soberana más joven del mundo, 35 años, (la reina Karabo de Lesotho tiene 28), palestina, bondadosa y dueña, sobre todo, de un estilo muy personal, ha deslumbrado de nuevo a Europa con su hermosura y distinción pero, sobre todo, por haberse convertido en el motor de cambio de Oriente Medio junto a su esposo, el rey Abdalá.
Los últimos acontecimientos acaecidos en Oriente han sido, precisamente, el leit motive de esta visita oficial. El soberano jordano, que ha mantenido diversos encuentros con el Presidente Chirac, el presidente de la Asamblea Nacional francesa, Jean-Louis Debré, y la dirección del Club de Prensa Europea-Estadounidense en París, apeló a la comunidad internacional a apoyar al pueblo palestino en un tiempo de “expectación”, hasta la formación del Gobierno palestino por Hamas y de las elecciones israelíes del próximo 28 de marzo, para alcanzar el proceso de paz. Asimiso, advirtió que el mundo pagará un alto precio por el fracaso del acuerdo pacífico, sólo alcanzable en caso de que la vida de los palestinos mejore. “Si las desilusiones no paran, los palestinos caerán en la trampa de extremismo”.