Recién nacido©GettyImages

Maternidad

Nace un bebé, nace una mamá. Todo lo que hay que saber antes de la llegada de un recién nacido

Por mucho que te hayan dicho, es probable que no sea como te imaginabas; ¿qué es lo que hay que tener en cuenta?

Cuando una mujer está próxima a dar a luz, suelen inundarse de dudas. Dudas que suelen incrementarse con creces en el momento que ya, por fin, tiene a su bebé en brazos y ya ha pasado el parto. Es entonces, ante los primeros llantos difíciles de controlar del recién nacido y con la llegada a casa con él (ya sin la ayuda del personal sanitario del hospital), cuando aparecen, por lo general, las inseguridades. ¿Qué le pasa a mi bebé?, ¿por qué llora tanto?, ¿lo estoy haciendo mal? son algunas de las preguntas más comunes. Para darles respuesta, hablamos con Noelia Esteban de la Casa, pedagoga, asesora familiar y experta en terapia a través del juego (@noeliaeducacontigo), quien nos da, además, una serie de pautas para conectar con el recién nacido más allá del piel con piel.

¿Qué es lo más básico que debe saber toda mujer que esté a punto de convertirse en madre?

Tanto si es tu primer bebé como si es el cuarto, estás a punto de iniciar un viaje emocional único. No hay dos bebés iguales ni dos experiencias iguales. Si estás embarazada, sabrás que ya no eres la misma, tu cuerpo ha experimentado muchos cambios y tu cerebro también. Cuando te conviertes en mamá ya no piensas igual.

El parto, los primeros días del bebé, la llegada a casa… están rodeados de un montón de expectativas. Mi recomendación, después de haber acompañado a más de 450 familias, es que te vacíes de esas expectativas, o al menos, barajes más de un escenario: el parto podrá ser vaginal o no, la lactancia podrá ser disfrutada desde el primer momento o no, podrás sentir un amor inmenso cuando veas a tu hijo por primera vez o no. Y es importante estar preparada para todo eso.

Cuando otras mamás te digan frases como “olvídate de dormir bien”, “ser mamá es lo mejor que me ha pasado del mundo” o “el sexo no será lo mismo”… recuerda que hablan desde su experiencia personal. Por lo tanto, te recomiendo que vivas esta nueva etapa con apertura a los cambios, con ganas y entusiasmo, porque lo que está claro es que la maternidad es un viaje hacia el interior. Descubrirás muchas cosas de ti misma.

¿Cómo puede prepararse para los primeros días en casa con su bebé?

El momento del nacimiento del niño será el mayor cambio en su corta vida, ya que pasa de un medio acuoso (con todas las necesidades cubiertas) a un medio aéreo extraño y mucho más difícil para él.

Las dos primeras horas del bebé son importantes, porque suele estar en cierta alerta, como expectante a tus miradas, caricias… el bebé te va a reconocer enseguida, eres su mamá. Será bueno hacer piel con piel para favorecer ese primer contacto, para que escuche los latidos del corazón y tu olor. Eso le hará sentir seguro. Si, por algún motivo, el niño no puede estar las primeras horas con mamá, podrá hacerlo otro familiar. Y si tiene que estar en incubadora, se podrá hacer después, sin ningún problema.

Para hacer piel con piel, coloca a tu bebé desnudo contra tu pecho también desnudo, con una temperatura de ambiente entre 27 y 30 grados. Su cabecita, ligeramente ladeada, se apoya en tu lado izquierdo para escuchar el corazón. Puedes ir hablándole con ternura, acariciando su espaldita y dándole la bienvenida a este mundo.

Una vez en casa, intenta dedicar entre 5 y 10 minutos, cuando el bebé esté despierto, a conectar con él. En los grupos de juego presenciales u online, he podido comprobar cómo se desconoce cuántas cosas podemos hacer con nuestros bebés. Cuando el bebé esté despierto ponle boca arriba y sitúate unos 20 ó 30 centímetros de su carita. A esta distancia, podrá enfocar tu cara. Háblale mucho en esa postura.

También puedes poner música melódica o grabar la voz de papá, mamá o algún hermanito y ponérselo de vez en cuando. Los masajes infantiles también son una buena opción para las primeras semanas del bebé.

Pedagoga, asesora familiar y experta en terapia a través del juego©@noeliaeducacontigo
Noelia Esteban de la Casa

 

¿Y si crees que no sabes coger de manera adecuada a tu bebé o no te sientes capaz de consolar sus llantos?

De manera innata sabrás consolar a tu bebé. En mi opinión, hay que atender siempre el llanto, ya que es la única manera que tienen los niños de expresar que se sienten incómodos, que les duele algo, tienen hambre, sueño, etc. Poco a poco irás sabiendo descifrar qué es lo que necesita con cada llanto. Aun así, podrá haber veces que te vuelvas loca viendo lo que le pase y poco a poco, deje de llorar, sin saber qué es lo que le pasaba. Esto también forma parte.

Al principio, los niños no entienden las emociones como nosotros. Dividen las sensaciones en agradables (estoy a gusto) y desagradables (necesito algo y lloro). Si tu pequeño llora mucho, si ves que no se calma con nada, habría que analizar qué puede estar pasando, para eso estamos las asesoras de crianza, los pediatras, fisios, asesoras de lactancia… dependerá de las necesidades del bebé y de la familia habría que valorar por un profesional

¿Es posible que una recién estrenada mamá sienta miedo al verse por primera vez en casa con su pequeño y que ese miedo le pueda?

Por supuesto. Habrá momentos en que te sientas sola, no sepas qué hacer y sentirás miedo. Es normal que esto suceda y debes estar preparada para ello. Podrás sentir mucha tristeza a veces (cuando “supuestamente, deberías estar super feliz con tu bebé)… también te puedes sentir vulnerable, débil o incluso “mala madre”.

¿Qué hacer en ese caso?

En esos casos, lo primero que debes hacer es validar tu emoción. Cambia frases como “no debería sentirme así”, “creía que lo haría mejor”:… por frases como: “es normal sentirme así”, “la maternidad es luces y sombras para todas”.

No te guardes tus emociones para ti; compártelo con pareja, amigas (personas de confianza que puedan comprenderte). En la medida de lo posible, retoma algún ratito de tiempo para ti. Haz algo que solías hacer antes de ser mamá, que te haga sentir bien.

No intentes cambiar tu emoción rápidamente; abrázala y date permiso a sentirla. A los días, esa emoción debería ir siendo menos intensa, o tendría que haber ratitos que sí que lo disfrutes. Si no es así, elige un psicólogo, pedagogo (acompañante a la maternidad) que pueda ayudarte a valorar tu situación y acompañarte.

En ocasiones, se dice a las mujeres embarazadas que sigan su propio instinto cuando tengan a su bebé y no se dejen llevar por opiniones de madres, suegras… ¿y si ese instinto no es suficiente?

En este caso, lo primero que te preguntaría sería: ¿en qué notas que tu instinto no es suficiente?, ¿qué te ayudaría a confiar más en ti?, ¿qué dirías que “haces mal”? A veces pensamos que nos falta algo, nos comparamos, creemos que podríamos hacerlo mejor… a lo que no ayuda que a nuestro alrededor esté todo el mundo opinando de todo. Efectivamente, cuando esto pasa te hacen dudar y es cuando te asaltan las preguntas y te cuestionas decisiones que ya habías tomado.

Ante todo esto te diría que busques grupos de apoyo a la crianza, amigas, otros modelos de maternidad que tengan más que ver con lo que ahora estás viviendo y con tu estilo de educación. Lo estás haciendo bien, solo tienes que creértelo. Y, de veras, tu instinto funciona mucho mejor de lo que te parece en ocasiones.

¿Cuándo es necesario pedir ayuda a un profesional en lo que a la crianza de su hijo se refiere?

Es necesario pedir ayuda cuando observas algo que no te convence. Quizá necesitas entender por qué tu hijo actúa de determinada manera, saber qué necesita en este momento, pautas concretas para acompañarle de la mejor manera posible. Si tu hijo tiene demasiados berrinches o muy intensos, si le cuesta dormir, si no se adapta bien a la escuela infantil, si tiene miedos, si no vinculas del todo con él o no sabes si tiene apego seguro contigo. Si la relación con los iguales es un disfuncional o lo pasa mal, así como, dificultades de aprendizaje, mala conducta, te cuesta ponerle límites, etc.

También es necesario pedir ayuda si sospechamos que puede tener algún retraso en el desarrollo, posible TEA, TDAH, etc…Quizá tu hijo siente apatía, una tristeza profunda… o por el contrario tenga subidones de energía… Mi recomendación es: si ves que algo no va bien, pide una opinión. Los psicólogos infantiles, pedagogos o asesores de crianza son algo relativamente nuevo en nuestra sociedad, por lo que a veces no caemos en que podemos pedir ayuda.

Recomiendo empezar a trabajar en sesiones cuando realmente se necesita y siempre asesoramos sobre el tipo de acompañamiento. Puede ser que con cuatro sesiones online el problema se solucione o quizá se necesite un tratamiento más alargado en el tiempo. Todo eso se valora previamente con la familia.

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