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Pediatría

‘¿Puede mi hijo tener tuberculosis?’

La tuberculosis infantil vuelve a tener cierta actividad tras décadas controlada en nuestro país

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por el Mycobacterium tuberculosis, una bacteria aerobia de crecimiento lento, conocida también como bacilo de Koch. En nuestro país la tuberculosis infantil puede considerarse como una enfermedad reemergente, que son aquellas enfermedades conocidas y tipificadas, que estaban controladas, que presentaban escasa morbilidad y que estaban latentes en el medio, pero que en un momento determinado, por causas ambientales o individuales, reaparecen con una actividad y agresividad más llamativa. Esto no significa que la tuberculosis se haya reactivado de manera generalizada en España (de hecho, su incidencia sigue en descenso), pero sí que cada cierto tiempo se producen leves reactivaciones que lleva a los pediatras a estar atentos a los síntomas.

La tuberculosis primaria que afecta a los lactantes y niños pequeños, suele ser al principio asintomática y se caracteriza por la aparición de una neumonía primaria poco después de la infección inicial. En el primer año de vida es común la progresión del complejo primario, que es la lesión de un ganglio de los hilios pulmonares, hacia una enfermedad pulmonar, como la enfermedad miliar diseminada, o hacia una infección del sistema nervioso central, hacia una meningitis tuberculosa.

Tuberculosis pulmonar en lactantes y niños

La tuberculosis pulmonar primaria contraída durante la lactancia o a lo largo de la infancia suele ser asintomática. El diagnóstico suele realizarse a causa de los resultados positivos de la pruebas cutáneas a la tuberculina o el Mantoux y a las mínimas alteraciones radiológicas de tórax del infiltrado con un nódulo o una adenopatía pulmonar en la zona hiliar.

Cuando se produce una diseminación de esta infección en el tejido pulmonar da lugar a la tuberculosis pulmonar o miliar diseminada. Esta se caracteriza por fiebre, debilidad generalizada, tos, palidez, malestar general, anorexia, adelgazamiento, pérdida de peso, sudoración nocturna, adenopatías y aumento del tamaño del hígado y del bazo.

En los análisis de sangre aparecen anemia, disminución del número de plaquetas y función hepática alterada. Las radiografías de tórax ponen de manifiesto infiltrados pulmonares bilaterales, con formación de neumonías y, en ocasiones, derrame pleural. Las pruebas cutáneas de la tuberculina suelen ser positivas.

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Tuberculosis pulmonar en la adolescencia

Es la representación más clásica de la enfermedad tuberculosa. Se origina por la reactivación de una segunda expansión de la infección, en el lugar donde asentó la primo infección, años antes, en la época de la lactancia o en la edad infantil. Afecta sobre todo a niños adolescentes en los segmentos apicales de los lóbulos de ambos pulmones y estas lesiones se producen por cavitación y diseminación endobronquial de los bacilos.

Los síntomas clínicos más frecuentes son, fiebre, tos productiva, sudoración nocturna, malestar general, debilidad y pérdida de peso. La existencia de tos productiva y hemoptisis (vómito de sangre procedente del aparato respiratorio) con cavitación pulmonar y erosión endobronquial, son síntomas de la gravedad y de la progresión de la infección.

Meningitis tuberculosa

Suele presentarse en lactantes o niños pequeños, menores de cinco años y suele aparecer en los seis meses siguientes a la primoinfeccion. Si los bacilos de Koch que sembraron las meninges durante la primoinfeccion se multiplican en estas edades, desencadenaran una reactivación inflamatoria meníngea que comienza de manera silente y gradual dando lugar a cefaleas, fiebre y cambios psicológicos y neurológicos. La progresión de la infección da lugar a una meningitis basilar con afectación de los pares craneales, crisis convulsivas e hipertensión intracraneal y grave deterioro del estado mental. El análisis del líquido cefalorraquídeo pone de manifiesto una claro aumento en el número de leucocitos, una disminución de la glucosa y una elevación de las proteínas.

¿Puede mi hijo tener tuberculosis?

Las infecciones infantiles de la tuberculosis obedecen casi siempre a un contacto estrecho, mantenido y prolongado con una persona adulta que presente una tuberculosis activa no tratada. El periodo de incubación entre la infección y los resultados positivos en las pruebas cutáneas de detección oscila entre cuatro y seis semanas. Los principales portadores y reservorios de la enfermedad son en nuestro medio son; ancianos, inmigrantes, indigentes y pacientes con SIDA. Los niños se infectan al inhalar las gotitas respiratorias contaminadas procedentes de secreciones respiratorias muy infectadas.

La tuberculosis supone una de las principales causas de morbilidad en todo el mundo. La OMS (Organización Mundial de la Salud) calcula que esta enfermedad provoca alrededor de tres millones de muertes anuales, y afecta sobre todo a los países subdesarrollados. El hacinamiento, la ausencia de higiene y la pobreza son factores que favorecen la aparición de la enfermedad.

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