Bebé comiendo alimento sólido sentado en la trona©AdobeStock

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¿Cuáles son los alimentos ideales para iniciar la alimentación complementaria?

Nadie dijo que comenzar a introducir alimentos en la dieta de tu bebé fuera fácil, pero con estos consejos y recomendaciones sabrás qué ofrecerle, en qué formato, cuándo hacerlo, ¡y mucho más!

Comenzar la alimentación complementaria para algunos padres puede suponer todo un reto y es que pasar de ofrecer a nuestro bebé solo leche, a introducir diferentes alimentos sólidos, no es sencillo. Pero, tranquilos, porque esto no debe agobiaros ya que la alimentación complementaria no implica que el inicio se realice con determinados alimentos, sino que su alimento principal durante el primer año de vida será la leche, ya sea mediante lactancia materna o de fórmula, y los alimentos simplemente serán un complemento de esta.

“Si bien es cierto, que las necesidades de hierroa partir de los 6 meses y otros nutrientes se incrementan. Por lo que es importante priorizar en la etapa de la alimentación complementaria la ingesta de alimentos ricos en hierro. Por ello, alimentos como el brócoli, la carne, las legumbres… se priorizan frente a otros que no tengan tanto contenido en este mineral”, indica Jéssica Gutiérrez, nutricionista materno-infantil (www.saludnutritiva.es).


¿Cómo hacerlo durante las primeras semanas?

Las primeras semanas de alimentación complementaria serán un poco más complicadas, sobre todo, hasta que el peque se vaya adaptando a sus nuevos menús, vaya adquiriendo nuevas habilidades con sus manos a la hora de coger los alimentos, se acostumbre a los nuevos sabores, texturas… ¡este será su primer contacto con la comida! Por ello, la nutricionista recomienda “ofrecer alimentos que nos den seguridad al principio, en formato finger food o hamburguesa, que tienen un tamaño adecuado para que el bebé lo agarre con su manita. Empezaremos con un solo alimento e iremos avanzando con la introducción de más durante la semana”.

No te agobies si el niño tiene muchas arcadas cuando se meta los alimentos en la boca, ya que se trata de un proceso natural y normal, y es que esto se considera un acto reflejo que el cuerpo utiliza como mecanismo de defensa “para ayudar a gestionar el alimento de nuevo si no es seguro para ser tragado”. Y, en contra de lo que se suele pensar, se trata de algo muy positivo ya que “ayuda a que el proceso de la alimentación con sólidos sea seguro, es un reflejo innato”, explica la experta en nutrición.

Pero este periodo de aprendizaje no solo implica comer, sino que el peque comenzará su relación con la comida desde muchos puntos de vista: “El contacto visual, tocar la comida, cogerla, llevarla a la boca, probar la comida, saborear, masticar… Para llegar a realizar todas estas acciones con soltura, será necesario que haya una serie de exposiciones de los alimentos para que adquieran la habilidad de alimentarse con el tiempo”. Eso sí, otro de los requisitos más importantes que deberá tener el niño será el interés por la comida, y este se irá consiguiendo “con tiempo y exposición”. Para ello, “necesitan ganar esa confianza necesaria para llevarse los alimentos a la boca. ¿Cómo conseguirlo? Hay que seguir exponiendo alimentos y tener presente que es un proceso de aprendizaje y que su alimento principal es la leche”, insiste la nutricionista.

Bebé en su trona con cuchara en la mano©AdobeStock


Alimentos potencialmente alérgicos y sólidos, cuanto antes mejor

La nutricionista nos cuenta que, en realidad, todos los alimentos son susceptibles de producir alergia, pero hay un grupo que tiene una mayor probabilidad y, por tanto, debemos tener un especial cuidado a la hora de ofrecerlos. La experta nos da un listado a tener en cuenta: “Los lácteos, huevos y pescados son los que más implicados se encuentran en las alergias en la primera infancia, siguiéndoles los frutos secos, sobre todo, el cacahuete (aunque realmente es una legumbre) legumbres como las lentejas o la soja, el gluten y trigo, los mariscos y algunas frutas y verduras de las familias de las rosáceas, como es el melocotón”.

El miedo de muchos papás a algún tipo de reacción alérgica en el bebé hace que retrasen la introducción de estos alimentos más de lo que se debería, así como comenzar la alimentación complementaria con sólidos, por la misma razón, el miedo, pero en este caso al atragantamiento, apostando los primeros meses por papillas, purés y triturados.

Pero, ¡cuidado con esto! porque estos miedos realmente son infundados, ya que, según estudios realizados sobre el tema, precisamente, estaremos haciendo lo contrario sin saberlo, perjudicarles. “Organismos oficiales como la AEP recomienda no atrasar sólidos más allá de los 8-9 meses para evitar que haya un rechazo a texturas grumosas y menor consumo de frutas y verduras. Si no se inicia con sólidos, hay que intentar en la medida de lo posible incorporar texturas grumosas y sólidas antes de estas edades”.

Asimismo, el retraso de la introducción de alimentos potencialmente alérgicos debe realizarse en los tiempos estimados ya que, si no, estaremos causando el efecto contrario: “aumentar el riesgo de alergia”, y es que según aseguran desde la misma Asociación, “se ha observado que la introducción en torno a los 6 meses de edad del huevo y antes de los 11 meses de los cacahuetes disminuye el riesgo de desarrollar alergia”.

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