Mujer dando a luz en el paritorio©AdobeStock

Parto

Desgarros en el parto: ¿por qué se producen y qué consecuencias tienen?

Algunos partos vaginales acaban con un desgarro. Los hay de distinta intensidad e importancia y los cuidados posteriores tienen relación con el grado que alcancen. ¿Se pueden prevenir? ¿Cómo es el tratamiento?

El periné se sitúa en el suelo de la pelvis y tiene una importante función de sostén de los genitales externos y de parte del aparato digestivo. Será el último ‘obstáculo’ que tenga que salvar el bebé en el momento del nacimiento para salir al mundo extrauterino. Pero, a veces, en ese proceso la madre sufre desgarros.

La Dra. Encarnación Martínez, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital HLA La Vega, de Murcia, nos cuenta todo lo que hay que saber sobre los desgarros del periné.

¿Qué tipos de desgarros perineales existen?

En el parto vaginal se pueden producir desgarros en la zona del periné. Como apunta la experta, entre el 80 y el 85% de las mujeres “tiene alguna forma de lesión perineal durante el parto (desgarro o episiotomía)”.

Los desgarros perineales son de distinto grado y se clasifican así:

  • Desgarros de primer grado: son los que solo afectan a la piel.
  • Desgarros de segundo grado: en este caso también dañan la musculatura, excluyendo el esfínter anal.
  • Desgarros de tercer grado: van más allá, impactando sobre el esfínter anal.
  • Desgarro de cuarto grado: es el más grave y supone un desgarro del esfínter anal y de la mucosa rectal.

¿Cuáles son las causas de estos desgarros?

Hay distintos factores que se asocian con un mayor riesgo de padecer un desgarro perineal durante el parto. Estos son los que indica la Dra. Encarnación Martínez:

  • Distocia de hombros. Se produce cuando uno de los hombros del bebé impacta sobre el hueso púbico de la madre.
  • Expulsivo prolongado. Cuando esta fase es más larga de lo normal aumenta la probabilidad de sufrir un desgarro de este tipo.
  • Macrosomía. Es cuando el peso del bebé supera los 4 kg.
  • Inducción. Cuando el inicio del parto es por inducción, el riesgo de desgarro se ve incrementado.
  • Primer parto. Cuando la madre es primeriza también corre más riesgo de tener un desgarro que si ya ha dado a luz anteriormente.
  • Parto instrumental. El uso de fórceps o de ventosa hace que el desgarro sea más habitual. Así, es más frecuente que en el parto espontáneo.

“Aun así, el parto eutócico (parto normal que no exige intervención) no supone ausencia de riesgo, de modo que un 40% de las lesiones obstétricas del esfínter anal suceden en partos eutócicos”, señala la especialista.

¿Cómo se trata el desgarro del periné?

Los profesionales médicos intentan minimizar el riesgo de desgarros con una serie de técnicas de protección del periné cuando la mujer está dando a luz. Pero, desafortunadamente, no siempre se consigue. Así, una vez que el desgarro se ha producido, ha de administrarse a la madre analgésicos para sobrellevar el dolor y reducir la inflamación (estos analgésicos son compatibles con la lactancia materna).

También se le prescriben antibióticos “durante cinco días para reducir el riesgo de infección, porque la sutura está muy cercana al ano”, indica la experta del Hospital HLA La Vega. Además, la madre ha seguir una dieta rica en fibra y tomar laxantes para evitar el estreñimiento.

Cuando hay desgarro del esfínter anal, la mujer debe tener un seguimiento durante un año tras la reparación del esfínter externo. Tras estos cuidados, que se completan con ejercicios para la musculatura del suelo pélvico a partir de las 6-12 semanas tras la lesión, “el 60-90% de las mujeres permanecen asintomáticas al año”, destaca.

¿Qué repercusiones pueden tener los desgarros en el periné?

Las consecuencias del desgarro perineal variarán dependiendo del grado que haya alcanzado y de la reparación que se haga de la zona.

En algunos casos, puede ocasionar:

  • Dolor perineal.
  • Dolor con las relaciones sexuales.
  • Incontinencia fecal.
  • Incontinencia de gases.
  • Urgencia defecatoria.

En otro embarazo posterior, haber tenido un desgarro puede condicionar la vía del parto. Así, en mujeres que se han recuperado completamente del episodio y mantienen la continencia, “se recomendará la vía vaginal”, indica la ginecóloga.

Cuando aún quedan síntomas del desgarro, “dado que no hay evidencia de que la vía de parto influya en la evolución posterior, se les ofrecerá el parto vaginal y la posibilidad de cirugía reparadora”. Este último paso se haría cuando la mujer ya no va a tener más hijos.

Hay otro caso, en mujeres que se hayan tenido que someter a una cirugía de incontinencia tras el parto. Si esta ha sido exitosa, “se les ofrecerá una cesárea electiva a partir de la semana 39 de embarazo”, aclara la Dra. Encarnación Martínez.


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