Cuando se habla de la afterparty de una boda, hablamos en realidad de la recena, ese momento en mitad de la noche en que toca reponer fuerzas, ya sea con aperitivos salados, dulces o una 'barra libre' alternativa a la de las bebidas en la que combinar algunos de nuestros snacks favoritos. La recena clásica es la del chocolate a la taza con churros y la de las migas, probablemente la opción más consistente (y muy manchega), y ha sido un plato muy popular entre las bodas españolas al poder combinar las migas de pan doradas y fritas con ingredientes dulces o salados, como por ejemplo embutidos o frutas como la uva.
Como prácticamente todo lo que concierte a los detalles de la organización de las bodas, la afterparty también ha ido evolcuionando adaptándose a las nuevas tendencias gastronómicas, y la variedad de opciones de la que disponemos hoy en día es prácticamente infinita, con muchos catering y servicios de organización de eventos poniendo el límite donde termina la imaginación de los novios.
Una de estas primeras tendencias, de las primeras al menos en llegar a España, fue la mesa de dulces: una barra libre pensada para sustituir a la suntuosa fuente de chocolate, más aparatosa y no siempre del gusto de todos los invitados, y que suele hacer las delicias de mayores y pequeños con surtidos completos de gominolas, cupcakes, cakes-pops (paletas de pastel de colores), macarons franceses, batidos de crema y frutas con pajitas de diseños diferentes -ideal para bodas con aire 'retro' o para una barra libre de estilo American diner-, o los cronuts neoyorquinos, una mezcla entre croissant y donut que ha arrasado durante varias temporadas en la ciudad de los rascacielos. Puedes pensar a lo grande y servir una selección de cafés del mundo, acompañados de un minibocado dulce, como unos profiteroles o un pequeño donut con azúcar, a combinar las opciones dulces con otras saladas, como una selección de frutos secos que mezcle almendras Marconas con diversas variedades de nueces, o la clásica castaña tostada.
Aunque la barra libre de dulces sigue estando en boga, en los últimos años los snacks salados han ido ganando terreno, especialmente las mini-foods: versiones diminutas de platos más elaborados, que se sirven como una única unidad, tamaño bocado, y que pueden servirse también a modo de self-service, aunque muchas veces se recupera la figura del camarero, hilvanando con el aperitivo y recepción anteriores a la cena. Algunos ejemplos: los montaditos de embutido y quesos para las bodas más clásicas, o las mini-versiones del fast-food gourmet de aire americano, más común en las bodas más modernas, como las mini hamburguesas, los perritos calientes con surtido de ingredientes para crear el perrito perfecto al gusto de cada invitado (desde el hot-dog a las salchichas de tofu para vegetarianos, o el currywurst alemán), las brochetas, las mini chapatas de pan tostado con combinados de jabugo y queso, mozzarella y pesto o tortilla de patatas con huevos de granja, y opciones 'verdes' con verduras y hortalizas de temporada.
Frente a la divisón entre camarero o barra libre, también se han popularizado los stands y corners alternativos, como los carritos y las furgonetas con servicio de comida. Esta es una opción muy popular para la recena: están in las raciones de patatas fritas recién hechas, servidas en cucuruchos individuales, con surtido de salsas internacionales venidas de todo el mundo; los carritos de palomitas, también con opción de dulces y saladas, servidas individualemente en paquetes de papel a menudo con el monograma o las iniciales o monograma de los novios; los carritos de algodón de azúcar, para los más golosos; las sesiones de preparación de sushi y sashimi en vivo; o las opciones más españolas, como una croquetería o una 'jamoneta' sobre ruedas, vasos de chupito de gazpacho al gusto, o una vermutería pop-up, con tapas clásicas españolas para comer de pie, que incluyan desde olivas hasta arenques o anchoas.
La recena, aunque su propio nombre ya apunta a que se sirve detrás de la cena, y por tanto suele asociarse a las bodas de tarde que se prolongan hasta altas horas de la noche, también valen a última hora del día si la boda ha sido de mañana, y la fiesta se extiende hasta pasadas las diez. Dependiendo del momento del día, es importante elegir comidas más consistentes si la boda se ha ceebrado temprano durante el día, y más ligeras si la recena se sirve en mitad de la noche, buscando siempre un equilibrio con los platos que se hayan servido con el menú.