Con la mirada baja y serio, igual que la primera vez que tuvo que ponerse delante de un juez, Chris Brown volvió a comparecer en el caso por agresión y amenazas que tiene pendiente. Acompañado por su madre y vestido totalmente de negro, el rapero se declaró "no culpable" de los delitos de los que se le acusa. De nuevo, la sesión fue breve ya que no se formularon más preguntas y, aunque el abogado de Brown no quiso hacer comentarios a la salida, el de Rihanna sí que habló de los deseos de su cliente, la presunta agredida en la noche previa a los Grammy.
Donald Etra aseguró que lo único que quiere Rihanna es que el caso se resuelva de modo "eficaz e imparcial". "Cree que cuanto antes se resuelva el caso, antes podrá retomar su vida y carrera, que es precisamente lo que quiere. Habría que ver si se puede resolver antes llegar a juicio. Creo que eso beneficiaría a todos" dijo Etra. Sin embargo dijo que "es prematuro" aventurar si la cantante querría un trato con Brown. Lo que deja claro es que, llegado el momento y si lo requiere el juez, subirá al estrado: "Si se la llama a testificar, lo hará".
Etra recalcó que su cliente se encuentra bien y que actualmente está pasando unos días en familia en Barbados. "Está bien, le gustaría que esto acabara rápido". Si el caso llega a juicio y Brown es condenado, podría enfrentarse a una pena de hasta cinco años de cárcel, aunque también podría quedar en libertad condicional. La siguiente cita ante el juez será el próximo 29 de abril.
¿Han roto definitivamente?
Mucho se ha especulado estos días además con la noticia de que, aunque tras el incidente se habrían reconciliado, Rihanna y Brown han roto definitivamente, aunque ninguno se ha pronunciado al respecto. Ha pasado un mes, fue el 7 de febrero, desde que, tras salir de una fiesta pre Grammy en Beverly Hills, se informó a la policía de que Brown discutía con una mujer acaloradamente dentro de su coche. Los agentes que llegaron al lugar de los hechos dijeron solamente que la mujer tenía heridas visibles y que ella misma había identificado al artista como su agresor.
Las primeras informaciones de la policía comenzaron a dar pie a todo tipo de especulaciones que, con el paso de las horas, pusieron el nombre de la propia Rihanna en el punto de mira. Él fue trasladado a la comisaría donde se le impuso una fianza de 50.000 dólares (casi 39.000 euros).