y como prometió el pasado noviembre, en su comparecencia ante los medios de comunicación después de varios meses recuperándose junto a los suyos del problema en las cuerdas vocales que le obligó a suspender su gira en septiembre, Rosa volvió a pisar ayer el plató de televisión que la vio crecer como artista. La joven granadina, que recibió la ovación del público presente en el estudio, eligió un acto señalado, la gala solidaria Padrinos para el triunfo, gracias a la cual fueron apadrinados más de cien mil niños del Tercer Mundo.
Y, como no podía ser de otro modo, el regreso de Rosa a Operación Triunfo estuvo marcado por la emoción. "Todavía estoy en tratamiento -explicó-, hay que tener paciencia porque es más lento de lo que yo creía, pero hay que recuperarse para sentirse bien". Aún habrá que esperar para ver su chorro de voz sobre los escenarios, pero quiso contribuir a la causa aportando su granito de arena y cantó un fragmento de un antiguo villancico que le cantaba su madre.
De la mano de Chenoa, y con los nervios a flor de piel, las lágrimas corrieron en más de una ocasión por sus mejillas: "Estoy en plena recuperación de mi voz, pero hoy más que nunca es cuando tienen que sonar nuestras voces. Para hacer esto no hace falta voz, sino el corazón", afirmó.
Aprovechando el tiempo que ha estado alejada de los micrófonos, Rosa decidió arreglarse la boca, algo que ya contó durante la citada rueda de prensa hace algo más de un mes y que ayer volvió a recordar. Con un visible corrector dental, la ex concursante de Operación Triunfo contó que esta Navidad pensaba "comer mucho turrón, aunque con el aparato no se si voy a poder. Me han arrancado dos muelas, los premolares, que estaban sanos, para hacerme hueco".