Pocas horas después de su llegada a Alemania, donde el próximo jueves recibirá el premio Bambi (entregado por la editorial Burda) a su trayectoria artística, Michael Jackson ha causado una auténtica conmoción con su actitud. Aunque el cantante estuvo más extrovertido y cercano que nunca con los fans que se acercaron hasta las puertas del hotel Adlon de Berlín -llegó con gafas de sol, labios pintados, sin mascarilla ni guantes- donde se aloja, tras subir a la habitación, se asomó al balcón con el más pequeño de sus tres hijos, de apenas un año, y le balanceó durante unos segundos por encima de la barandilla para que los seguidores pudieran verle, aunque le tapó la cara con un pañuelo blanco. Después, volvió a meter al pequeño en la habitación, tiró el pañuelo, por el que se pelearon varios de los presentes, y tapó su propio rostro con una cortina mientras hacía el gesto de la victoria.
'Fue un error terrible, me dejé llevar por el entusiasmo'
Aunque en un principio no se conocía la identidad del bebé, Antje Sigesmund, portavoz de los premios Bambi, confirmó que el artista viaja con sus tres hijos, Prince Michael, de cinco años, y Paris Michael Katherine, de cuatro, fruto de su matrimonio con Debbie Rowe, y un bebé de menos de un año, Prince Michael II, del que poco se sabe -apareció con él por primera vez en agosto presentándole como "mi tercer hijo"-.
Poco después de lo ocurrido, Jacko reconoció su falta. "Fue un error terrible. Me dejé llevar por el entusiasmo del momento. Nunca pondría intencionadamente en peligro la vida de mis niños".
Juicio aplazado
Michael Jackson, que estos días se enfrenta en los tribunales a una demanda de 21 millones de dólares interpuesta por Michael Avram - promotor de sus conciertos desde 1972- por incumplimiento de contrato, consiguió un aplazamiento del juicio para poder viajar a Alemania: "El premio es de una importancia profunda para mí. Es filantrópico. He hecho mucho en beneficio de los niños", le dijo al juez que instruye su caso, Zel Canter.