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El consumo de pan ha descendido en España de 134 kg por persona y año en 1964 a tan sólo 54 kg en 2006.
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Ha formado parte de la dieta mediterránea desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, lo cierto es que en España cada vez se consume menos pan: de 134 kg por persona y año en 1964 a tan sólo 54 kg en 2006, según las estadísticas. Entre los motivos más importantes, la creencia injustificada de que su consumo es causa directa del aumento de peso, cuando en realidad, respetando las cantidades recomendadas en cada caso y complementado con una dieta equilibrada, resulta un alimento más que recomendable dado su contenido en hidratos de carbono (fuente de energía absolutamente necesaria para el organismo). Éstas son algunas verdades, mentiras y pequeñas curiosidades sobre un alimento tan delicioso como universal:
Algo más que hidratos: aunque es una fuente importante de hidratos de carbono, el pan también aporta vitaminas del grupo B, minerales como fósforo, magnesio, calcio y potasio, e importantes cantidades de fibra (especialmente el integral), idónea para regular el tránsito intestinal.
Además, su contenido graso es muy bajo: 1 gr por cada 100 gr de pan.
La diferencia principal entre el pan integral y el pan blanco es el contenido en fibra (para la elaboración del primero no se elimina la parte exterior del grano) y no su contenido calórico, que es muy similar (258 calorías por 100 gr de pan blanco frente a las 228 del integral). Lo que ocurre es que ayuda a obtener una sensación de saciedad con una menor ingesta y la aparición más tardía de la sensación de hambre. De ahí que pueda ser más fácilmente recomendado en los regímenes de adelgazamiento.
España es uno de los países de la Unión Europea donde menos pan se consume: nos aventajan Francia e Italia, con 70 y 75 kilos anuales de pan por persona respectivamente.
Por tipos, el más consumido en España es el fresco o del día, con un 90% de consumo, frente al 10% del pan envasado. El formato más consumido es la barra, seguido por la baguette (18,5%) y el pan integral, aunque cada vez es más frecuente el consumo de otras tipologías de panes: redondos, rústicos, con semillas...
Por regiones, se detectan diferencias en los hábitos de consumo. Por ejemplo, el consumo de las barras tradicionales se sitúa en mayor medida en las comunidades del sur y en el centro, mientras que el de baguettes es más frecuente en la costa mediterránea y en el norte de España.
Por último, le contamos también como curiosidad que el British Museum cuenta con una colección de rebanadas de pan o bollos alargados encontradas en tumbas que tienen más de 5.000 años, lo que nos da una idea de la importancia que este alimento ha tenido a lo largo de la historia.
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