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Adrià (dcha) y Fuster (izda) unen su inteligencia y talento en un plan contra el infarto.
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Sólo en EEUU la obesidad se ha multiplicado por siete en los últimos diez años.
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Hace escasas semanas se convertía en noticia el compromiso alcanzado por parte de la industria alimenticia de cara a reducir paulatinamente la proporción de grasas, sales y azúcares en los productos más habituales de nuestra cesta de la compra. Una medida enmarcada en el plan que el Ministerio de Sanidad acaba de presentar para luchar contra la obesidad infantil, y por la que ya abogaba desde hace tiempo uno de los mejores cardiólogos del planeta: el catalán Valentín Fuster, presidente de la Fundación Mundial del Corazón.
“Los gobiernos tienen que controlar la industria alimentaria, ya que sólo ellos tienen influencia en el sistema de alimentación”, aseguraba esta eminencia médica el pasado verano, durante su intervención en un curso de la Universidad Menéndez Pelayo. Ayer mismo, Fuster (que, además, dirige el Instituto de Cardiología del hospital Mount Sinaí de Nueva York) volvía a España para participar en un ciclo de conferencias sobre la vanguardia científica española, y fue en ese contexto donde el cardiólogo se refirió al acuerdo de colaboración que ha alcanzado con el célebre e innovador cocinero Ferran Adrià, con el objeto de encontrar formas imaginativas para combatir el problema de la obesidad.
Y es que este problema de salud (cada vez más acusado entre niños y adolescentes) es, según Fuster, la principal causa del progresivo aumento de casos de infarto a nivel internacional. Y si de combatirlo se trata, qué mejor manera que comenzar por dar a la dieta y a la cocina la importancia que se merecen.
Así, este tándem de inteligencia médica y talento culinario trabaja en una serie de remedios, propuestas y recetas de las que aún no ha trascendido apenas nada pero que, a buen seguro, constituirán un granito más de arena en la lucha contra esta terrible ‘epidemia’ del mundo occidental.
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