Verduras y hortalizas, pescado, carnes rojas o blancas, setas... el abanico de alimentos que se pueden emplear para hacer un salteado es amplísimo. Y, aunque pueda parecer muy sencillo (tan fácil como echar los productos en una sartén y esperar a que se hagan) lo cierto es que es recomendable seguir una serie de consejos para obtener un resultado perfecto, esto es: alimentos crujientes y dorados por fuera, pero jugosos por dentro.
Así, deberemos utilizar una sartén antiadherente grande y con mango largo para poder ‘remover’ enérgicamente y con frecuencia los alimentos. Éstos se harán con un poco de aceite a fuego bastante fuerte y sin tapar. Esto implica controlar la cocción constantemente para que no se quemen. Además, es recomendable utilizar alimentos más bien pequeños o bastante troceados y, en el caso de las carnes blancas y pescados, una buena opción consiste en empanarlos para obtener una coloración uniforme y la formación de una capa fina que conserve los jugos en el interior de cada pieza.
Estos salteados se podrán consumir directamente o utilizar como parte de otra receta. A continuación le mostramos algunos ejemplos prácticos para que se convierta en todo un maestro de esta técnica culinaria:
|