El mes vacacional por excelencia ha empezado y con él las primeras fotografías de los mandatarios de todo el mundo en sus días de descanso. A mediodía de ayer, el presidente Nicolás Sarkozy y su esposa, Carla Bruni, llegaban en un falcón del gobierno al aeropuerto de Hyères-Toulon. El presidente galo no se escondió y bajó la ventanilla para saludar a otros vecinos que le esperaban a su llegada a la magnífica residencia que la familia de la Primera dama tiene en Cap Nègre dans le Var, cerca de Marsella.
El matrimonio presidencial ya pasó tres semanas de vacaciones el pasado año en esta casa de los Bruni-Tedeschi y este año van a repetir aunque de modo más relajado. El pasado fin de semana Sarkozy pasó la noche hospitalizado a causa de un desmayo que sufrió mientras corría por los alrededores del Palacio de Versalles. Este ingreso creó muchos rumores sobre su estado de salud de los que él salió al paso al concluir el último Consejo de ministros galo antes del verano.
En una rueda de prensa improvisada afirmó: “Quiero decir a los franceses que mi salud es buena, sólo algo cansado”. De que se encuentra bien y quiere seguir con su ritmo de vida habitual da fe que ayer, poco después de llegar a Cap Negre, fue a nadar con su esposa. Sarkozy, que es muy deportista, no quiso renunciar al placer de bañarse en el Mediterráneo si bien es más que probable que limite sus sesiones de footing y ciclismo. La familia tiene además una buena noticia que celebrar ya que Jean, el segundo de los tres hijos del mandatario, será padre a finales de año por lo que convertirá al jefe del estado francés en abuelo por primera vez.