¿Qué sintió Paris Hilton durante sus veintitrés días en prisión? ¿Cómo fue su condena entre rejas? ¿Tuvo contacto con el resto de las presas? Todas estas preguntas ya tienen respuesta. Paris concedió su primera entrevista a la publicación norteamericana People sólo horas después de haber recobrado la libertad tras veintitrés días en la prisión de Lynwood, California. A su salida, la siempre polémica heredera se retiró a la mansión de sus abuelos en Bel Air, donde dispone de más espacio que en la suya de Beverly Hills. Al parecer, su vecindario (tan exclusivo como ella) se ha molestado por las repercusiones que conllevan tener a la atractiva rubia como vecina y ha optado por poner tierra de por medio.
Desde la casa de sus abuelos, Paris concedió la primera entrevista, horas después de haber sido liberada y horas antes de conceder la segunda en el programa de televisión de Larry King. Sus primeras palabras no dejan lugar a dudas de cómo se siente: "Gracias a Dios ¡Estoy libre!", exclamaba Paris ante sus padres. Su primer día en libertad no ha podido ser más intenso ya que a los anhelados encuentros con sus padres y amigos hay que añadir la rutina de las entrevistas y la visita a los centros de belleza a los que ha faltado estos veinte días.
De hecho, una de sus primeras citas fue con el peluquero para que le cambiara las extensiones de cara a sus próximas salidas. Paris ha querido explicar que no se sintió sola ya que contaba con el apoyo de sus compañeras a pesar de que la celda estaba reservada sólo para ella: "Todas las otras reclusas me apoyaron mucho. Estaban conmigo. Pudimos hablar a través de las rejillas de ventilación y eran muy dulces". Ya se sabe que el sheriff de Los Ángeles, Lee Bacca, intentó que cumpliera la condena en arresto domiciliario. En aquel momento, se explicó que se debían a razones médicas sin especificar cuáles eran. Hace unas horas, en cambio, Paris daba a conocer los motivos de esta decisión que contradecía la sentencia de la Corte Superior de Los Ángeles: "Estaba en posición fetal, básicamente histérica. Los médicos explicaron al Sheriff que creían que sufría ansiedad severa, ataques de pánico y claustrofobia. La gente está equivocada y no me conoce. Soy una buena persona, muy considerada, tengo un corazón grande y soy sincera". El momento más feliz llegó con su puesta en libertad y le bastó con un gesto de cariño para sentirse mejor: "Sólo por poder abrazar a mi madre me sentí muy feliz, realmente lo necesitaba porque no había tenido un abrazo en mucho tiempo".