Antes de empezar el torneo del Abierto de Australia, las mejores raquetas del mundo (y también los más guapos) se relajaron en una fiesta que se llamó La fiesta de los tenistas. Fue en Melbourne y la gran atracción, como no, fue la presencia de María Sharapova. La tenista rusa se hizo de rogar. Fue la última en llegar ya que antes había estado cenando en el selecto restaurante Koko junto a unos amigos.
María llegó y triunfó luciendo toda su belleza con un pantalón de corte masculino y una camisa negra de manga de farol. Posó, sonrió, conversó con sus compañeros y casi fue vista y no vista porque su presencia en la fiesta fue de lo más fugaz. Eso sí, elogió la idea de juntarlos antes de empezar a competir: "Es divertido, genial y relajante. Está bien que nos veamos fuera de la cancha".
Su rival y compatriota Daniela Hantuchova prefirió llevar un vestido de tirantes estampado en rosa y sandalias de tacón. Ella sí disfrutó más de la fiesta, se quedó hasta más tarde, como también hicieron los mallorquines Rafael Nadal y Carlos Moyá, rivales en la pista y siempre amigos. La suerte, en cambio, no les acompañó de igual manera en su debut en Melbourne. Nadal se impuso por 7-6 (6), 6-3 y 6-2 al estadounidense Robert Kendrick mientras que Moyá tuvo que despedirse del torneo tras su primer encuentro al perder frente a otro estadounidense, James Blake, por 7-6 (8), 6-2 y 6-4. Sharapova, por su parte, hizo gala de su buen juego y venció a Camille Pin por 6-3, 4-6 y 9-7. La rusa se lamentó de las altas temperaturas, "Es inhumano jugar con este calor", y no era para menos, el partido de Rafa Nadal tuvo que aplazarse porque los termómetros marcaban 40º.