Para las personas diabéticas, es fundamental llevar un buen control de su enfermedad. Es básico que, una vez diagnosticado este problema de salud, reciban toda la información necesaria con el objetivo de mejorar su calidad de vida y, de forma paralela, reducir las complicaciones y hospitalizaciones provocadas por la diabetes y contribuye a reducir el gasto sanitario en cerca de un 50%, según datos de la Federación Española de Diabetes (FEDE).
Es importante que los pacientes puedan llevar a cabo con éxito una estrategia personal de autogestión de su diabetes, con una buena adherencia al tratamiento y un seguimiento adecuado de los niveles de glucosa. A pesar de ello, la federación defiende que muchos pacientes no tienen acceso a una educación diabetológica básica ni cuando debutan ni de forma periódica. En esta misión tienen un papel importante las enfermeras, que pueden ayudar a sus pacientes a comprender mejor su enfermedad y a afrontarla de la manera más eficaz posible, tal y como nos cuenta, a continuación, la enfermera educadora en diabetes Encarnación Cebrián Cuevas.
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¿Cómo afecta el diagnóstico de diabetes a la calidad de vida de un paciente?
El diagnóstico de cualquier enfermedad supone un impacto para la persona y en el caso de la diabetes no lo es menos. En el momento del diagnóstico de la diabetes (y sobre todo en el caso de la diabetes tipo 1), teniendo en cuenta que es una enfermedad crónica, implica la incorporación desde el minuto 0 de una serie de actividades para el cuidado y su tratamiento.
El paciente necesita aprender y desarrollar habilidades para realizar un adecuado control de su glucosa. Debe conocer la administración de su tratamiento, antidiabéticos orales y/o insulina, lo que implica a su vez el conocimiento de, entre otras cosas, cómo actúan, cuáles son los posibles efectos secundarios y las formas de administración. Tiene que saber actuar ante la presencia de complicaciones agudas (hipoglucemia e hiperglucemia) y, además, es preciso incorporar hábitos de vida más saludables.
Todas estas circunstancias provocan una serie de sentimientos en la persona que pueden resultar difíciles de afrontar y gestionar, afectando negativamente en la mayoría de los casos a su calidad de vida. Una vez pasada la fase del diagnóstico (que, según los pacientes, puede durar de 2 a 6 meses), con el acompañamiento y apoyo del equipo sanitario, familiares, amigos, hay una aceptación y adaptación a la nueva situación de vivir con diabetes, mejorando por tanto la calidad de vida.
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¿Es fundamental que reciba unas nociones sobre su problema de salud para que pueda realizar un buen control de su estado?
Es muy importante y fundamental que el paciente reciba información de todo lo relacionado con su enfermedad. En este sentido, la educación sanitaria es un elemento esencial en el tratamiento de la diabetes. El paciente tiene que ser incluido en un programa de educación diabetológica para que sea informado y formado sobre su enfermedad y la importancia del tratamiento, con el fin de mejorar el cumplimiento terapéutico y la implicación de sus cuidados.
La información y formación va a capacitar al paciente para adquirir y desarrollar las habilidades que permiten mantener un buen control metabólico, va a permitir que tome decisiones adecuadas para autogestionar su diabetes y lograr, por tanto, mejores resultados para un buen control sobre su diabetes, siendo muy importante para la prevención de las complicaciones que un mal control puede derivar.
Y, si no lo lleva, ¿cuáles son las posibles complicaciones con las que se puede encontrar?
Un mal control de la diabetes puede llevar a la aparición de lo que se denominan complicaciones microvasculares (retinopatía, nefropatía y neuropatía diabética) y complicaciones macrovasculares (enfermedad cardiovascular, cardiopatía isquémica, arteriopatía periférica). Asimismo, el paciente con diabetes puede presentar complicaciones relacionadas con los problemas bucodentales, lesiones de la piel, y disfunción sexual entre otras. Hay que tener en cuenta que si, además de un mal control, se da la presencia de otros factores como la hipertensión, dislipemia, tabaquismo y obesidad, puede favorecer el desarrollo y empeoramiento de estos.
Un buen control de la diabetes, así como las revisiones periódicas con los especialistas adecuados y la educación diabetológica, son piezas fundamentales para la prevención y desarrollo de las complicaciones que pueden derivar de la diabetes.
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¿Cuáles son los aspectos fundamentales que debe tener en cuenta un paciente diabético en relación con su dieta y sus hábitos de vida? ¿Y sus principales necesidades?
Una alimentación sana y equilibrada es una recomendación que se puede extender a toda la población pero, teniendo en cuenta que la alimentación es uno de los pilares básicos en el tratamiento de la diabetes, la persona que padece esta enfermedad tiene que estar más concienciada sobre la importancia de tener hábitos dietéticos saludables.
Todos los pacientes con diabetes, independientemente del tipo de diabetes, con obesidad o no, niños, adultos, o ancianos, deben seguir una alimentación equilibrada y de protección cardiovascular, teniendo en cuenta los hábitos alimentarios y los requerimientos nutricionales. Por tanto, el paciente requiere un programa de entrenamiento a través de la educación terapéutica-diabetológica.
El conocimiento por parte del paciente con diabetes de cómo afecta la alimentación, especialmente los hidratos de carbono, a sus niveles de glucosa, y la realización de una dieta cardiosaludable y equilibrada le ayudará a conseguir niveles óptimos de glucemia, manteniéndolos en valores próximos a la normalidad, con el fin de evitar los complicaciones agudas o crónicas. La alimentación, junto con la práctica de ejercicio y el tratamiento farmacológico, son medidas muy efectivas para el control de la diabetes.
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¿Es la adherencia al tratamiento uno de los principales problemas con los que nos podemos encontrar?
Desde el momento del diagnóstico, el paciente con diabetes se ve implicado en una serie de cuidados ligados a un programa de autocontrol y ajuste de la alimentación y ejercicio, además del tratamiento farmacológico con el fin de alcanzar los objetivos metabólicos.
El paciente con diabetes es el protagonista de su propia enfermedad, teniendo que tomar decisiones y emprender acciones que afectan a su salud para el resto de su vida. También tiene un proceso de aceptación y adaptación, que a veces puede suponer un esfuerzo que puede afectar a la adherencia del tratamiento. Que el paciente no tenga una buena adherencia al tratamiento es, efectivamente, uno de los principales problemas que nos podemos encontrar, pues puede suponer un mal control de la enfermedad y por tanto acelerar la aparición de las complicaciones derivadas de la diabetes.
Hoy en día, el avance de las tecnologías aplicadas a la diabetes (medición de la glucemia en líquido intersticial con los dispositivos de monitorización tipo Flash y continua, y los tratamientos con bombas de infusión continua de insulina), además de la financiación por parte de algunas comunidades autónomas de estos, está ayudando a disminuir el esfuerzo que supone el control de la enfermedad, aumentando por tanto la adherencia al tratamiento y la motivación para retomar recomendaciones previas.
Con un buen control, ¿se puede llevar una buena calidad de vida cuando se tiene diabetes?
Un buen control de la enfermedad ayuda a prevenir y a evitar el desarrollo de las complicaciones de la diabetes, permitiendo llevar por tanto una buena calidad de vida. Es fundamental el empoderamiento del paciente para conseguir alcanzar los objetivos de la enfermedad. Es por ello que los equipos sanitarios dirigen sus esfuerzos a la consecución de los mismos. La inclusión del paciente en un programa de educación diabetológica va a proporcionar al paciente no solo la trasmisión de conocimientos sobre su enfermedad, sino que le va a enseñar las herramientas para la modificar actitudes y adquirir habilidades para el autocuidado, fomentando estilos de vida saludable para conseguir una buena adherencia al plan terapéutico.
La educación diabetológica, junto con la accesibilidad que permite la financiación de la tecnología aplicada a la diabetes, ayuda a un mejor control de la enfermedad y por tanto a una buena calidad de vida.