Parece que leer en voz alta está reservado solo a los cuentos de los niños que, cuando son pequeños, no se cansan de pedir que les leamos una y otra vez. Con esta lectura estamos haciéndoles compañía antes de ir a dormir y alimentando su imaginación. Sin embargo, los psicólogos coinciden en que la lectura en voz alta puede tener propiedades muy beneficiosas, tanto para quien lee como para quien escucha.
La escucha de lectura en voz alta comienza en la infancia
Si nos remontamos tanto a cuando escuchábamos leer en nuestra infancia como cuando lo hacemos con nuestros hijos, identificamos que se trata de un ritual que demuestra, en muchos casos, no solo el interés por la historias, sino también la necesidad de escuchar una voz familiar que narre ideas y conceptos que aglutinan el cariño del lector minutos antes de que el niño se sumerja en el sueño. De esta forma, leer en voz alta y escuchar una historia tiene un objetivo más allá de la narración, que es el de estrechar los lazos emocionales lector-oyente.
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Pero escuchar historias leídas en voz alta, además, estimula la imaginación y la creatividad, no solo de los niños, sino de personas de cualquier edad. Porque no existen dos lectores iguales, y cuando introducimos un texto en la lectura de una persona, estamos reinterpretando las pausas y la pronunciación de forma única.
De esta forma, al no existir dos lectores y dos oyentes iguales, cuando escuchamos una historia leída desarrollamos también la capacidad de atención y concentración. Porque cuando leemos en silencio podemos centrar toda nuestra atención en lo que leemos, de forma autónoma. Pero cuando escuchamos necesitamos mantener de forma constante la atención a lo que el lector dice, y eso constituye en sí mismo un gran ejercicio de atención y de imaginación, porque no tener el control sobre la lectura nos pide un esfuerzo extra de concentración, aunque pareciera justo lo contrario, que lo cómodo es escuchar. Los especialistas coinciden en que tal vez escuchar es más sencillo al principio, pero pasados unos minutos requiere un esfuerzo extra para no evadir nuestra atención a otra cosa y perder el hilo completamente de lo que el lector en voz alta lee.
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Un apoyo para la autoestima
Para quienes padecen una baja autoestima, trabajar sus habilidades lectoras en voz alta puede ser un ejercicio muy útil y enriquecedor. Cuando practicamos esta lectura estamos aprendiendo a regular nuestra respiración ante la narración de innumerables enunciados, y aprendemos a modular nuestra declamación explicativa, narrativa y dialogante.
De esta forma, cogemos seguridad en nuestra forma de hablar y, a la larga, ganamos autoestima, porque podemos sentir que nos expresamos mejor, con más tranquilidad, confianza y claridad.
Además, leer en voz alta ayuda a formar nuestra personalidad, sin importar la edad que tengamos. Si nuestra experiencia como lectores orales no es muy alta, leyendo descubriremos cuál es nuestra forma de expresarnos, porque cuando hablamos en sociedad es común esperar la respuesta de nuestro interlocutor y permanecer atentos a lo que expresamos como respuesta, pero es muy infrecuente que escuchemos nuestra propia voz y descubramos cuál es nuestro ritmo auténtico e intransferible.
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