La familia Flores es como la tortilla de patata, una institución en España. Así que, al acercarse a sus miembros, uno no puede dejar de reprimir cierta fascinación. Su leyenda toma vida cuando atravesamos el umbral de la casa en la que vive Elena Furiase. Es la de su madre, Lolita Flores. Nos espera en la puerta y nos recibe cariñosa con un beso y un abrazo. Pero no está sola. Ni mucho menos. Su madre está arriba, también su hermano con un amigo; su novio, Leo de la Torre; el marido de su madre, Pablo Durán, que intenta pasar de cuclillas para no interrumpir. En la cocina, amplia y diáfana, se encuentra su padre y representante, Guillermo Furiase, rodeado de amigos. Uno más en la casa, a pesar de que llevan quince años separados. En fin, una casa llena de gente. Llena de vida. Como todos los miembros de su saga.
Después de Lola y Lolita, Elena Furiase forma parte de la tercera generación de esta estirpe de arte y duende. Ha heredado la magia de los Flores y ha conquistado al público. ¿Sus armas? Naturalidad y espontaneidad para seducir a la cámara, encantadora dulzura para decir las cosas muy claras e ilusión y fuerza para luchar por convertirse en la mejor."Me dicen que he sacado el arte de los Flores y ese es el mejor halago que puedo recibir". Y añade: "Me encantaría que mi abuela pudiera ver lo que me está pasando. Ella era mi gran promotora. Me decía que yo iba a ser una artista: me llamaba 'mi gitana rubia'. Ahora le pediría consejo e iría con ella a las fiestas", confiesa.
Pero Elena ha pasado un bache personal que le ha afectado de lleno en lo profesional. Le diagnosticaron una "anemia agresiva", que la ha mantenido fuera de foco en los últimos meses. Agotada, se desmayó antes de subirse a las tablas del teatro y tuvo que aparcarlo todo. Ahora, después de tres meses de convalecencia, regresa renovada. Una nueva Elena. Y lo hace convertida en una diva de Hollywood para un reportaje de ¡HOLA!: toda una declaración de intenciones. "Llegue a bajar cinco kilos de golpe. Con la euforia de los aplausos no me di cuenta de que estaba tan debilitada hasta que me agoté totalmente", asegura durante la entrevista y apunta que Leo, su novio se convirtió en su mejor apoyo: "Leo es mi gran apoyo, mi mano derecha, mi pareja, mi amigo..., mi compañero de vida. En estos meses he llorado con él para no llorar delante de mis padres. Me ha ayudado a levantarme, me ha dado fuerza y mucha ilusión".