En medio de una gran expectación, Sigourney Weaver fue recibida en la conocida y emblemática plaza de Jemma El Fna de Marrakech con una cálida bienvenida por parte del pueblo marroquí. La actriz estadounidense, de 59 años, que viajó al país africano para recibir un homenaje a toda su carrera en la octava edición del Festival de Cine de Marrakech, presenció la proyección en la popular plaza de la trilogía de Alien. Durante su estancia en Marrakech, la estrella de Gorilas en la niebla en compañía de su marido, Jim Simpson, recorrió los lugares más emblemáticos de la ciudad y cenó con el príncipe Moulay Rachid, hermano del Rey de Marruecos en el Palacio de Congresos.
Tras asistir a la inauguración del certamen, Weaver recibió el premio Estrella de Oro de manos del director Roman Polanski, con quien trabajó en La muerte y la doncella, y Toby Jones, con el que compartió cartel en la película Infame. La actriz, vestida con un elegante traje azul, reconoció que el éxito de su carrera se debe en gran parte a su interpretación de 'la teniente Ripley' en la saga Alien. "Sin esas películas creo que nunca habría tenido el resto de oportunidades", admitió Sigourney, cuyo debut en el mundo del cine tuvo lugar en 1977 a las órdenes de Woody Allen en Annie Hall. También recordó con cariño el tiempo que rodó en Ruanda Gorilias en la niebla o Los cazafantasmas, entre otras.
'Me gusta ser una actriz mayor'
Para concluir, Sigourney Weaver admitió que confía en que bajo el mandato del nuevo presidente electo estadounidense, Barack Obama, no sólo cambie el rumbo político de su país, sino también la industria de Hollywood. "Puede que en esta nueva era de sentimientos más positivos también podamos transformar Hollywood, volver a los días en que había un compromiso más personal con las historias y todo giraba menos en torno al dinero", reivindicó Weaver, que tras más de 30 años de trayectoria y 59 de vida, aunque por ella parece no reflejarse el paso del tiempo, es una actriz a la que no le da miedo envejecer sino que le gusta ser "mayor", porque tras de sí está "el verdadero peso de la experiencia".