Las cremas de última generación han lanzado una clara apuesta por el oro, la plata, las perlas, la turmalina... Piedras y metales preciosos se han convertido en algunos de los activos más preciados de la cosmética actual. ¿Conoce sus propiedades?
Oro. El uso de este preciado metal es tradicional en cosmética, y sólo su alto precio impide que sea más frecuente su uso. Tiene un efecto tensor inmediato, lo que proporciona una acción reafirmante, y es tolerable por todos los tipos de piel, sin producir alergia. Da un resplandor inmediato a la piel, aportando luminosidad tanto por efecto óptico como por revitalización de las células cutáneas.
Plata. La plata coloidal, usada en la proporción adecuada, tiene efecto antirritante, antibacteriano y cicatrizante, lo cual le concede beneficios regenerantes y calmantes, muy adecuados para pieles sensibles y/o irritadas.
Diamante. Finamente micronizado, el polvo de diamante es un exfoliante único, capaz de arrastrar las células muertas de la piel y dar un aspecto más radiante a la tez de inmediato.
Perlas. Combinación única de materia orgánica y mineral a la vez, sus aminoácidos son muy similares a los de la piel. El nácar es compatible con tejidos complejos y ayuda a reconstruir el citoesqueleto, la estructura interna de las células, lo cual ayuda a rejuvenecer y reactivar el metabolismo cutáneo de las pieles maduras. Además, su polvo micronizado refleja la luz en todas direcciones, creando un favorecedor efecto "soft focus" que aporta luminosidad y resplandor a la piel.
Turmalina. Mineral de conocidas propiedades energizantes, revitaliza el metabolismo cutáneo. Además, tiene propiedades "antical" que neutralizan el efecto de los minerales en aguas duras, eliminando los depósitos que pueden quedar sobre la piel.