Las mujeres tienen el doble de células grasas que los hombres, y el 25% de su peso corresponde a la grasa, frente al 12% masculino.
Las hormonas femeninas están asociadas a la celulitis. Por esa razón, se hace especialmente notable en periodos de grandes cambios hormonales, como la adolescencia, el embarazo o la menopausia.
La edad cambia el estado de la piel, que pierde tersura y tonicidad. Por esa razón, a menudo la celulitis se hace más visible con el paso del tiempo.
Hasta a la hora de tener celulitis cuentan los genes... Las mujeres cuyas madres y abuelas la tienen, poseen mucho más papeletas a la hora de contar con "hoyitos". ... y otras que se pueden impedir
Pasarse el día sentada contribuye a la formación de piel de naranja. El ejercicio es una excelente forma no sólo de combatirla, sino incluso de retrasar o impedir su aparición.
La mala alimentación afecta directamente a la celulitis. Con ello nos referimos a las dietas ricas en azúcares y en grasa y pobres en agua, que puede contribuir a agravar los problemas circulatorios y de retención.
Los tacones, las botas apretadas y la ropa ajustada. Es decir, todo aquello que comprima la circulación. Tacones incluidos.
El estreñimiento no sólo es molesto: ¡hasta ayuda a la formación de celulitis! Por eso (y por muchas razones más) conviene tomar una alimentación rica en fibra, con abundante ingesta de fruta y verdura.
El tabaco, que ya se sabe que no es bueno para nada, incluido un aspecto terso de las piernas. Por cierto, el alcohol y la cafeína también pueden contribuir a empeorar la celulitis.