Hablamos con Leticia Dolera, María León y Silvia Alonso: del reto que las ha unido a su lado más desconocido

Trabajan juntas por primera vez en la miniserie ‘Noche de chicas’: ‘Me pareció un regalo poder compartir jornadas de rodaje, trabajo… y también esas horas de espera con actrices a las que admiro tanto’, nos dice Leticia

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Un reparto de lujo para una esperada serie que se había podido ver en México, pero no aún en España, y que reúne a golpe de cámara a un plantel de actrices… fuera de serie. Leticia Dolera, María León, Silvia Alonso, Paula Usero y la mexicana Aislinn Derbez, juntas por primera vez en un thriller donde un reencuentro de amigas se convierte inesperadamente en una historia de venganza y autodescubrimiento. “Hicimos muy buena piña las cinco, fuimos muy buenas amigas de verdad y muy buenas compañeras”, nos cuenta María León. Su personaje, Lola, es el detonante de todo lo que ocurrirá en esa Noche de chicas, que se puede ver en Disney+ desde el 25 de octubre. “Y era fundamental porque no se debe frivolizar y es difícil justificar el final, es tremendo, pero creo que lo que hace que el espectador entienda por qué estas chicas entran en ese juego es la amistad real que había detrás de las cámaras y el empeño en estar unidas. Eso hizo mucho y fue indispensable para la historia”.

María León, Leticia Dolera y Silvia Alonso©MAURI / @jcarlosmauri
Sobre estas líneas, María León, Leticia Dolera y Silvia Alonso, que dan vida a Lola, Elena y Laura en la serie ‘Noche de chicas’, que se estrena este 25 de octubre en Disney+ y cuenta el reencuentro de un grupo de amigas de la infancia que se convierte inesperadamente en una historia de venganza.
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Tan unidas que el rodaje, en plena ola de calor veraniega, se convirtió casi en una “aventura”. “Lo único que nos faltó fue hacer una noche una fiesta de pijamas, porque estábamos en una casa enorme en la sierra, con muchísimas habitaciones, y nosotras hicimos de una de ellas la nuestra propia, nuestra sala de juegos, y ahí nos metíamos a desahogarnos, a reír, a compartir el tiempo que podíamos…Nos íbamos a nuestras casas a dormir, porque al día siguiente estábamos ahí a primera hora y aquello se convirtió un poco en un Gran Hermano de cinco semanas”, ríe de nuevo la actriz sevillana. “Estábamos tan a disposición de solucionar y de sacar adelante el proyecto, porque sabíamos que no era fácil, que me pusieron un pantalón dos tallas más pequeño y me di cuenta al final del rodaje (ríe). Me quité el gluten y todo el rodaje diciendo ‘tengo que ir al médico’… Porque de caderas y piernas me quedaba bien, pero de cintura era para mi sobrina. Y cuando terminamos y les dije ‘chicas, no os lo vais a creer’, se partían”.

Una piña

No hay duda de la amistad que ha surgido. Todas nos hablan de la admiración que sienten unas por otras. “Lo que me sedujo del proyecto, para empezar, fue su reparto —asegura Leticia Dolera—. Yo llegué cuando estaba prácticamente cerrado y de repente me parecía un regalo poder compartir jornadas de rodaje y trabajo. Y luego también esas horas de espera con actrices a las que admiro tanto. Con algunas ya tenía una amistad, pero la he podido desarrollar más, y con otras directamente conocerlas más, como es el caso de Silvia o de Paula”. A la intérprete, guionista y directora le interesó también “la intención de los creadores y del director de seguir cuestionándonos qué hacer con este temazo que es la violencia sexual y ellos se planteaban qué pasaría si las mujeres se tomaran la justicia por su mano. Y qué pasa cuando la víctima se convierte en verdugo. Y luego también es una serie que habla sobre la amistad”.

“Me encanta escuchar a mi hermano Paco (León) y es el primero al que pido opinión y el primero a quien puedo llamar para todo”, afirma María

Silvia Alonso también dijo “sí” principalmente por sus compañeras: “Fue un rodaje un poco complicado técnicamente y la verdad es que fue un gusto tenerlas a ellas en ese barco, hicimos mucha piña”. ¿Las amistades surgidas en los rodajes permanecen? “Ocurre de todo, la verdad. Es normal que mientras estás rodando pases muchas horas con las otras personas. Yo tengo grandes amistades con gente que he conocido trabajando y con otras pues tenemos vidas muy distintas y a veces no consigues verte todo lo que te gustaría, y hay gente con la que pierdes más el contacto, pero creo que va un poco con la profesión, aunque por una parte es bonito porque al final esa experiencia como que queda encapsulada y te une para siempre con esa persona”. De la amistad valora “sobre todo el apoyo. Tengo una red de amigos en la que me siento muy apoyada y me dan mucha tranquilidad vital; valoro que no te juzguen, que haya una predisposición a entender y comprender”, nos dice la actriz salmantina, a la que el gran público conoció en Tierra de lobos: “Lo recuerdo con mucho cariño. He cambiado mucho como persona y como actriz sobre todo, pero aprendí mucho”.

Trece años después

Ahora, trece años después, “profesionalmente busco hacer personajes distintos, trabajar con buenas personas y disfrutar del trabajo. Y vitalmente, también disfrutar de mi trabajo, sabiendo que es un trabajo, porque no es una profesión sencilla y hay temporadas que no son fáciles. He aprendido a que tengo que cuidar mi vida al margen de la profesión. Se pueden hacer muchas cosas en la vida y tienes que llenar tu satisfacción y tu felicidad con otras cosas también y eso es en lo que estoy. Al mismo tiempo, te digo que me encanta trabajar y soy más feliz cuando trabajo en esto. Hay momentos difíciles, pero es parte de la profesión”.

“Estábamos tan a disposición de sacar adelante este proyecto, porque sabíamos que no era fácil, que me pusieron un pantalón dos tallas más pequeño y me di cuenta al final del rodaje”, nos desvela María

Deportista, viajera, inquieta… nos confiesa que le gustaría “tener un año para viajar a donde surja. Me gusta hacerlo de manera improvisada, ir a un lugar y de repente decidir que me voy a otro que no tenía previsto. Filipinas, por ejemplo, que llevo mucho queriendo ir y nunca lo consigo”. Reconoce que le “motivan los retos y me gusta ganar. Me cuesta perder, pero bueno, hay que asumirlo. Desde deportes a juegos, hay una parte de mí que se frustra mucho cuando no me sale como yo quiero y además a la primera. Tengo que ir desarrollando la perseverancia porque soy muy impaciente y lo quiero todo ya”. El amor y el humor son “fundamentales” en su vida, “especialmente el humor, sí”, asegura.

Desde niña

Nos cuenta Leticia que su pasión por contar historias ya la tenía de niña: “Estaba todo el rato disfrazándome. Tenía una grabadora y hacía programas de radio todo el rato. Entonces me inventaba entrevistadores y entrevistados. Luego también tenía el Cinexin, con dos películas solo que pasaba todo el rato y ponía voces —ríe—. Entonces yo pensaba que lo de contar historias se hacía interpretando, pero con el tiempo vi que podía contarlas desde otros lugares, como el guion o la dirección”. Entre sus referentes, “a nivel personal tengo muchos, y cuando empecé a dirigir, las figuras de Lena Durham, Valérie Donzelli, Julie Delpy…, o cuando estaba escribiendo Vida perfecta, pues Phoebe Waller-Bridge. Para mí eran importantes, me hacían sentir que podía hacerlo. Sin dejar de mencionar tampoco a gente como Isabel Coxet, Pilar Miró, Icíar Bollaín... Lo que pasa es que cuando yo comencé a dirigir, pues todas estas mujeres del cine indie americano eran de mi generación”. Y, hablando de generaciones, reconoce que “sí he tenido la crisis de los 40. Pero, aunque cuando la estás pasando es mala, luego te das cuenta de que es buena y de que es una oportunidad para reflexionar sobre tu propia vida”. También ha sentido el síndrome de la impostora, “sobre todo, cuando empecé a dirigir, pero bueno, es cuestión de lidiar con ello. También creo que, evidentemente, nos pasa más a las mujeres por un tema de sexismo y de estereotipos”. Asegura que se considera a sí misma muy obsesiva y nos adelanta que el próximo verano rodará como directora la nueva serie que ha estado escribiendo los dos últimos años, Pubertad, que se desarrolla en el contexto de una “colla castellera” en Cataluña y será bilingüe.

En casa

María León tiene en casa a su mejor consejero: su hermano, el actor, guionista y director Paco León, con quien se lleva diez años, que fue quien la animó a seguir sus pasos en la interpretación. Aunque ha pasado el tiempo, “por supuesto que sigo aceptando sus consejos, es mi hermano mayor y es mi suerte. Igual que yo sigo los suyos, él sigue los míos. Me encanta escucharlo y es el primero al que pido opinión y el primero al que puedo llamar para todo. Además de hermanos, somos muy buenos amigos”.

“Me motivan los retos y me gusta ganar. Desde deportes a juegos, hay una parte de mí que se frustra mucho cuando no me sale como yo quiero. Tengo que ir desarrollando la perseverancia porque soy muy impaciente”, nos cuenta Silvia entre risas

“Cada vez que tengo un trabajo nuevo es como si me echara un amante nuevo y esto es así, parece un poco folclórico, pero es real —ríe—. Estoy enamorada de mi profesión y de muchas cosas. Pero el amor en pareja es otra historia. Y he aprendido mucho sobre mi manera de querer. Me he ilusionado, lo he vivido, lo he abrazado y también lo he soltado. Es muy bonito compartir, pero es difícil y mantenerlo es un trabajo. Así que, de momento, prefiero trabajar para mí”. Y en esta charla de divertidas revelaciones nos cuenta que se le da fatal “planchar, es que me frustro y estarme quieta...”, y es un as “con las plantas. Oye, que todo lo que toco florece. Tengo ya un vivero”, ríe y añade: “Y, además, por el olor consigo saber si la comida está sosa o salada. No sé si será un don, pero cuando la pruebo digo ‘¡anda! Si tenía razón!’”.