El Chojin nos lo cuenta todo sobre el momento más sorprendente de doña Letizia: ‘Que la Reina rapee tus letras es algo que no te esperas’
Hablamos con el artista sobre Salud Mental, su increíble historia de superación; y descubrimos su lado más desconocido: desde su pasión por la aviación a su afición por las artes marciales
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“Decidme, por favor, a qué os suena esto: Hago lo que puedo, llego a lo que llego y no es sano que me exija tanto/ Duelen los enfados y las malas caras cuando fallo en algo/ pero duele más cuando no valoran que lo has intentado/ Y lo estoy intentando/ Perdón si no alcanzo, pero ¿por qué han pensado que lo haría bien todo el rato?”. “Lo que les he leído son palabras del rapero, escritor y compositor El Chojin. Está claro que ha ayudado con sus letras, con sus canciones y sus libros a mucha gente joven que siente angustia o dudas o que tiene problemas”. Quién ‘rapea’ suavemente y habla es la reina Letizia hace unos días en el acto que la Confederación de Salud Mental de España organizó en Madrid con motivo del Día Mundial de la Salud Mental. El primer sorprendido, el propio rapero de Torrejón de Ardoz, presente en el evento, quien tarda en darse por aludido de puro shock. En boca de doña Letizia, ese breve texto, que forma parte del tema No es egoísmo, primer single del nuevo disco, Con Todo, de El Chojin (verá la luz el 15 de diciembre), se convierte en un altavoz capaz de alcanzar en un nanosegundo redacciones de periódicos, televisiones y medios digitales. Cuando Domingo Antonio Edjang Moreno, que así se llama en su DNI -de padre guineano y madre española- reacciona y coge el teléfono para contarle la anécdota a su madre, ve el aluvión de mensajes y llamadas… Es cuando cae realmente en la cuenta de lo que ha pasado.
Pionero del hip-hop en español, con unas letras donde predomina una profunda carga social, Chojin lleva más de dos décadas dando la vuelta al mundo. Publicó su primer disco en 1999 -entonces, por poner solo un ejemplo, Arkano tenía cinco años y C. Tangana, nueve-. A sus 46, ha lanzado quince discos, ha escrito cinco libros, ha presentado programas de televisión y hasta tiene un Guiness por meter el mayor número de palabras en 30 segundos. Es un apasionado de las artes marciales y lo que pocos saben… es piloto también. ¿Y qué hacía en un acto sobre salud mental? Hablar de algo que conoce muy bien. Nos lo cuenta él mismo en primera persona.
-Chojin ¿Cómo te quedaste cuando la reina Letizia ‘rapeó’ tus versos para hablar de la salud mental?
-Reconozco que me sorprendió. Es algo que no te esperas. Me costó reconocerlos porque simplemente era algo que no cabía en ningún escenario que hubiera imaginado. Después entendí que se trató de una acción perfectamente calculada y muy inteligente porque ha contribuido a poner el foco en el problema de la salud mental. La verdadera protagonista del acto.
-Lo que mucha gente no sabe, quizá, es que tú estabas allí invitado, ¿por qué habías acudido al acto?
-La Confederación Salud Mental España me invitó a participar en este acto que organizaba con motivo del Día Mundial por la Salud Mental. Me pidieron asistir para representar un tema en directo y dar mi testimonio… El tema de la salud mental siempre ha estado muy presente en mi trabajo y consideraron que era una buena idea que estuviera ahí.
“El rap tiene una historia complicada con la monarquía en este país y de verdad que me resultó muy valiente por parte de la reina recitar a un rapero”
-¿Sabías que estaría la reina o no tenías ni idea?
-Sí lo sabía. De hecho, aunque no me hubieran avisado previamente (que sí lo hicieron) hubiera resultado imposible no enterarse ¡Por el despliegue de seguridad que la precede! Supongo que le debe costar mucho llegar a ningún acto sin que todo el mundo sepa que estará…
-Pero , claro, supongo que lo que no te esperabas es que comenzara recitando tu canción ¿fue un shock?
-Fue una sorpresa, desde luego. El rap tiene una historia complicada con la monarquía en este país y de verdad que me resultó muy valiente por parte de la reina recitar a un rapero. Le aplaudo el gesto porque desde su posición mandó un mensaje muy potente: el rap es un tipo de música que sirve. Lamentablemente aún hay sectores de la sociedad que tienen reticencia a reconocerle el valor. Su acto contribuye a normalizar nuestro estilo musical.
-¿Cuándo fuiste consciente de lo que había sucedido?
-Tras el acto tuve la oportunidad de hablar con ella unos minutos, ahí ves a la mujer y se te llega a olvidar que lo que ella dice tiene un eco mucho mayor que cualquier otra persona. Cuando todo acabó cogí el móvil para contárselo a mi madre (sabía que le haría ilusión) y ahí vi las llamadas, los mensajes y las notas de prensa que comenzaban a salir. En ese momento fui verdaderamente consciente de que había ocurrido algo especial.
-Llevas dos décadas en el rap, ¿alguna vez imaginaste que algo así te podría pasar?
-Por supuesto que no. ¿Quién imagina que un día la reina va a hablar delante de los medios de su trabajo? Eso es algo que simplemente no te planteas. Me ha hecho pensar en lo curiosa que puede llegar a ser la vida. Empecé a escribir rap en Torrejón de Ardoz siendo un niño, esa pasión se convirtió en mi profesión, con ella he viajado por cuatro continentes y he vivido momentos increíbles que no parecían destinados a un chaval de barrio… Estoy ansioso por ver qué vendrá después.
-Decías que al final tuviste oportunidad de charlar unos minutos con doña Letizia, ¿de qué hablasteis?
-Hablamos de música y del tema de la salud mental, de nuestros gustos, los nuevos estilos musicales… una charla agradable.
-Supongo que su intención era llegar a los más jóvenes así y todos los medios nos hemos hecho eco… y eso significa dirigir la atención hacia un asunto tan importante como la salud mental… por lo tanto, ¿lo consideras un éxito?
-Si ella no hubiera sugerido a los medios aquello de “La reina rapea por la salud mental”, quizá la noticia del acto de la Confederación Salud Mental España hubiera sido un pie de página del que se hubiera hablado poco, recitando unos versos de rap ha resultado mucho más llamativo. Sí, un éxito. Ahora toca que entre todos nos concienciemos de la necesidad de invertir más en medios y profesiones para tener una sociedad más amable con las personas con problemas de salud mental.
-Para ti el tema de la salud mental y darle visibilidad es muy importante, ¿de dónde nace esa necesidad? ¿cuál es tu historia?
-Un día me di cuenta de que me hacía sufrir mucho más lo que sentía que cualquier golpe físico que me pudiera llevar. Pasó el tiempo y vi que a la gente de mi alrededor le ocurría lo mismo .¿Por qué nadie me hablaba de ese dolor y, sin embargo, se preocupaban tanto de que no me cayera con la bici? Debía entender de dónde venían mis verdaderos enemigos, mis demonios. Ahí comencé a estudiar y a estudiarme, y desde entonces siempre le he dado mucha importancia a lo que ocurre en nuestras cabezas.
-Has contado que sufriste bullying, ¿cómo lidiaste con eso?
-No fui un niño que pasara por episodios de bullying especialmente duros. Tuve traumas relacionados con la discriminación racial. La estigmatización por el color de piel, el señalamiento como diferente… y reaccioné por fases. De pequeño la tristeza, hacerte pequeño. De adolescente buscando ser aceptado como igual. De joven adulto rebelándome y buscando a gente que se pareciera a mí. Hoy lo hago luchando contra el racismo con mi música y el altavoz que me da mi posición.
-Antes era como un estigma decir que necesitabas ayuda, ¿tú la pediste?
-Durante mucho tiempo no. Afortunadamente, ahora ya no me cuesta porque he madurado y entiendo que no hay nada roto en aquel que no se encuentra bien. Nos suelen enseñar que lo normal es estar sano, pero olvidan que también es normal estar enfermo. Todos pasamos por ahí. Afortunadamente, la mayoría de nuestros problemas tienen cura o pueden paliarse. Hay profesionales espectaculares con el conocimiento y la disposición para ayudar. Están al otro lado de una llamada de teléfono. Ahora sólo queda facilitar a la gente el acceso a ellos con independencia de su capacidad económica.
“Ahora toca que entre todos nos concienciemos de la necesidad de invertir más en medios y profesiones para tener una sociedad más amable con las personas con problemas de salud mental”
-¿Qué te ha dado más armas para luchar por tu salud mental, la música, la terapia o una combinación de ambas?
-Personalmente, la música. Por una razón muy sencilla: para escribir necesito mirar dentro de mí. Con honestidad, sin miedo. Ahí veo cosas que me gustan y cosas que no. Todas ellas conforman la persona que soy. Entenderlo, aceptarlo y sacar textos que luego me aplaude la gente, ha sido la mejor de las herramientas para mí. Hoy me conozco tal y como soy, no como intento que los demás me vean, y eso me permite abrazar mis malos momentos, verlos como parte del camino, y lo que quizá sea más importante de todo… hoy sé que fui capaz de superar todas esas situaciones que pensé que me romperían. Sigo aquí, de modo que ya no me da miedo que vuelvan. Las superaré de nuevo. Puedo. Me lo ha demostrado la experiencia.
-¿Dirías que el rap te ha salvado la vida?
-En muchos sentidos sí. Me ha dado disciplina, autoconocimiento, sustento, sentimiento de pertenencia… y lo que tal vez sea lo más importante de todo, me ha enseñado que no estoy solo. Que todas esas cosas que pensaba que nadie entendía porque eran sólo mías, hay miles de personas que sí las entienden porque no son, en absoluto, sólo mías. Son humanas. El miedo, la decepción, la esperanza, el desengaño, el amor… todos pasamos por lo mismo. Da igual tu condición social, tu lugar de nacimiento, tu color de piel, tu tendencia sexual o tu ideología. A todos nos han roto el corazón, todos hemos querido gustar, todos hemos calculado mal un gesto o una palabra. Todos hemos mentido, o todos queremos quedar bien en la historia que se cuente. El rap me regala eso. Cuando me abro en un texto y veo a miles de personas de un montón de países sintiéndose identificadas con lo que digo, me relajo. Me entienden. No estoy solo.
-Vas a institutos, impartes cursos y charlas…¿sientes que tus mensajes llegan y calan en los más jóvenes hoy?¿qué te sorprende más y qué crees que les enseña tu arte?
-Yo intento no coger el rol de profesor, no estoy tanto para enseñar como para aportar mi punto de vista. Al hacerlo a través de la música, quizá sea más sencillo que cale. Me preocupa un poco la idea de que según qué mensajes deben calar en los más jóvenes ¿Por qué sólo en ellos? Yo hablo de auto respeto y respeto al resto ¿En qué momento los menos jóvenes dicen no necesitar ese mensaje? El mundo lo manejamos los adultos y somos nosotros lo que debemos tomar las decisiones. Quizá estaría bien hacerlo desde otros puntos de vista…
-La lucha contra el racismo también te toca de lleno. De padre guineano y madre extremeña ¿cómo fue crecer en la España de los 80-90 en este sentido?
-Complicado. El racismo es un tema muy curioso. Todo el mundo reconoce su existencia, pero a la mayoría le cuesta mucho verlo en un acto concreto (sobre todo cuando le toca de cerca).
Uno de los problemas más serios que tiene la lucha contra el racismo es la negación sistemática que se hace de los actos racistas. Eso hace que un chaval al que un policía le tira el DNI a la cara mientras le dice “Esto es sólo un papel, tú no eres de los nuestros” (autobiográfico) tenga que luchar contra el sentimiento de desarraigo y contra la opinión de sus amigos, que le dicen que no ha sido racismo, que es ignorancia o cualquier otra cosa.
Es duro luchar contra el racismo si los que tienen que echarte una mano, te obligan primero a pelear con ellos para que te reconozcan que existe.
-¿Cuándo y cómo llegó el hip-hop a tu vida?
-Yo soy de Torrejón de Ardoz. Ahí teníamos una base militar estadounidense. Los niños de los ochenta estábamos fascinados con todo lo que venía de EE.UU. y en nuestro caso, lo que venían eran jóvenes (muchos afroamericanos y latinos) que hacían el servicio militar y traían de su país sus cosas. Una de ellas era la música. Así llegó el rap a mi vida, directo de los chavales que salían de los barrios en los que se estaba gestando.
“El rap me ha dado vida en muchos sentidos. Me ha dado disciplina, autoconocimiento, sustento, sentimiento de pertenencia…”
-Cuanto tú comenzaste, no había ninguna industria aquí, formas parte de una generación que se lo ha currado mucho…
-Sí, y así sabe todo mucho más dulce. Cuando piensas que “todo esto era un “descampao” y ahora ves a artistas llenando palacios de deportes y festivales con decenas de miles personas, no puedes evitar sentir cierto orgullo por la parte que te toca. Nunca tuvimos apoyo mediático, todo lo que se ha conseguido ha sido a base del esfuerzo de un grupo de chavales que no tenían nada, salvo muchas ganas. Hoy es prácticamente imposible encontrar a un joven que no tenga un tema de rap en su teléfono. Es muy satisfactorio.
-¿Antes de poder vivir del rap tuviste otros trabajos para poder subsistir?
-Pues la verdad es que no. Es decir, di clases de judo siendo apenas un adolescente, pero nunca he entregado un currículum. Mi primer contrato discográfico lo firmé con veinte años, mientras aún estudiaba, y con muchas penurias al principio, y un poco más holgado después, siempre he podido vivir de mi música.
-¿Y en todos estos años te han dado ganas de tirar la toalla?
-¡Muchas veces! Es más, lo hice en más de una ocasión, afortunadamente siempre por la noche, en mi cama y en soledad, de manera que por la mañana volvía a cogerla del suelo sin que nadie supiera que había abandonado el día anterior…
-¿Qué te mantiene en la brecha, con ganas de continuar?
-Fundamentalmente, que adoro mi trabajo. Cuando te dedicas a algo creativo siempre hay retos, ideas que desarrollar, puertas que abrir y caminos que explorar. La música cambia, el gusto de la gente, también. La forma en la que se consume la música también va variando, y los instrumentos que utilizamos, y la manera de interactuar con el público… es muy divertido y desafiante. No se me ocurre un lugar en el que pudiera sentirme más a gusto. Además, siempre está la lucha por llegar un poco más lejos, eso también me motiva, conquistar a nuevos escuchantes.
-¿Tienes alguna manera de definir tus versos, lo que haces?
-Me gusta pensar que soy un tipo que ha conseguido alcanzar sus metas a través de la simple honestidad. No soy ningún virtuoso, el éxito que haya podido tener viene del trabajo que me permitió conectar de persona a persona. Adoro comunicar, lo hago a través de la rima, pero para mí es un instrumento, no el fin. Me importa más el mensaje que el envoltorio, aunque procuro cuidar ambas cosas.
-Eres autor teatral, novelista, presentador de televisión, actor, columnista de opinión, poeta… ¿todas estas facetas las vives con la misma pasión que el rap?
-Sí, porque no soy todo eso, soy un rapero que hace todo eso. Una de las cosas más tranquilizadoras que he aprendido es que lo que soy y lo que hago son dos dimensiones diferentes. No me gusta meterme en proyectos que no me apasionen por algún motivo y al mismo tiempo me encanta el desafío. Todo lo que implique la palabra me interesa, pero siempre vuelvo a casa, y casa es mi rap.
“Mucha gente no sabe que soy piloto. La vida me dio la posibilidad de empezar volando veleros (vuelo sin motor) y terminar haciendo el curso de piloto comercial y de transporte”
-Y sigamos sorprendiendo…eres piloto ¿cierto?
-¡Sí! Eso no lo sabe mucha gente. Como te comenté antes, soy de Torrejón, ahí los aviones están muy presentes. De niño tenía la habitación llena de póster de cazas. Desde muy pequeño decía que quería ser piloto… la vida me dio la posibilidad de empezar volando veleros (vuelo sin motor) y terminar haciendo el curso de piloto comercial y de transporte. Nunca trabajaré de ello, pero volar me apasiona.
-Hay otra pasión en tu vida, las artes marciales ¿Desde cuándo las practicas?
-Empecé con tres añitos… siempre digo que mi primer recuerdo es ver a mi profe de judo poniéndome el cinturón. Desde entonces nunca lo dejé. Valoro mucho lo que me ha aportado. La disciplina, el conocimiento de mis límites, el respeto al que sabe menos, la inevitabilidad de la derrota… el tatami es mi santuario, los problemas se quedan fuera cuando me quito las chanclas, me inclino saludando y entro a dar o recibir la clase.
-Eres profesor de adultos, pero también de niños ¿aprendes de los más pequeños?
-Claro que sí, no existe un sitio del que no se pueda sacar un aprendizaje. Yo creo que un profesor sólo puedo enseñar eficientemente si está abierto a aprender. Cuando incorporas conocimientos, aprendes en primera persona cuál es el camino para transmitirlos. Tengo mucho cariño a mis monstruitos. Es muy grande ver cómo asimilan lo que les enseñas. Una responsabilidad.
-Querías abrir un gimnasio de artes marciales ¿vas por el camino?
-No, de momento es imposible, no tengo tiempo, mi carrera me ocupa la mayor parte de mis días y mi energía. Quizá algún día, pero si soy honesto, es complicado que llegue a ocurrir.
-En 2019 dijiste que sacabas tu último disco. ¿Qué pasó para que en ese momento tomaras esa decisión?
-Lo comentaba antes, la forma de consumir la música ha cambiado desde que firmé mi primer contrato discográfico en 1998. El formato físico se muere. Pensé que era buena idea controlar yo cuándo se cerraba esa etapa de mi vida. Si sacaba un disco sabiendo que era el último, lo trabajaría y lo disfrutaría de manera especial. Así lo hice, y funcionó, fue un LP muy importante para mí.
-Afortunadamente no ha sido así. Háblanos de tu nuevo trabajo, Con todo, el disco número 15.
-Sí, cambié de idea, y me encanta saber que tenemos esa prerrogativa, de manera que vuelvo a la carga con Con todo. Es un disco muy especial para mí. El tema No es egoísmo (del que extrajo los versos la reina) fue el primer single adelanto. Una colaboración con la maravillosa Rozalén. Por ahí va el disco, ocho temas con colaboración de artistas de otros estilos musicales que han tenido la generosidad de aportar a mi trabajo ángulos preciosos. Flamenco, canción de autor, rock, clásica… estoy muy contento con el resultado y ¡Me muero por compartirlo con mi gente el 15 de diciembre!
-De entre todas las frases de tus canciones ¿tienes un mantra que te repites siempre a ti mismo?
-Tengo la fuerza del que pierde, entrena y vuelve. Pierdo muchas veces. Estoy acostumbrado a la decepción y el fracaso… pero no cedo al desaliento. Me lamo las heridas y vuelvo. Siempre vuelvo.
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