Michelle Obama ha vuelto a elegir España como destino de vacaciones. No es ningún secreto que la ex Primera Dama de los Estados Unidos es una apasionada de nuestro país —lo ha visitado en, al menos, cinco ocasiones desde que abandonó la Casa Blanca— y este mes de septiembre ha querido poner el broche de oro a la temporada estival en dos ciudades: Madrid y Mallorca.
En esta ocasión, no la ha acompañado su marido, Barack Obama, pero a su lado, durante su viaje ‘relámpago’, han estado dos grandes amigos: el exembajador de Estados Unidos en España, James Costos, y su marido, el prestigioso decorador Michael Smith —a quien confió la decoración del que fuera su hogar durante el mandato de su esposo—, que han ejercido, una vez más, como anfitriones en esta nueva aventura española. Y es que este era, también, un viaje muy especial para ellos.
Aunque Costos no ha querido dar detalles del periplo de Michelle, sí ha confesado a ¡HOLA! su emoción al estar, de nuevo, aquí. Su batalla contra un cáncer de próstata —que ya ha superado— le llevó a alejarse y pasar un periodo en Los Ángeles, al otro lado del Atlántico.
El exembajador de Estados Unidos en España y su marido, el decorador Michael Smith, ejercieron, una vez más, como anfitriones en su aventura española
Una conexión muy especial con España
Todo comenzó en 2016, con su primera visita oficial. Aquel año se reunió en la capital con el Rey Felipe y la Reina Letizia, que se convirtió en toda una ‘aliada’ en su compromiso por impulsar la educación de las niñas, a través de su iniciativa Let Girls Learn (‘Dejemos que las niñas aprendan’). Desde entonces, ha mantenido este vínculo especial con nuestro país. Sin ir más lejos, el pasado mes de abril, acudió al concierto que dio el cantante Bruce Springsteen en Barcelona —donde acaparó todas las miradas al subir al escenario junto al artista—.
Ahora, seis meses más tarde, a bordo de un jet privado y rodeada de un importante dispositivo de seguridad, aterrizaba el pasado lunes, 4 de septiembre, en Mallorca. Tan pronto llegó a la isla, Michelle disfrutó, junto a Costos y Smith, de un almuerzo en uno de los restaurantes más conocidos del lugar, especializado en comida mediterránea, el ‘Flanigan’. Ubicado en el corazón de Puerto Portals y a apenas un paso del mar, que después pudo navegar en el elegante yate ’Falcao Uno’.
Gastronomía y un crucero por el Mediterráneo
Tras surcar las aguas del Mediterráneo en un crucero de tres horas, a Michelle le esperaba una nueva sorpresa. Costos y Smith habían organizado una cena al aire libre, en su honor, en su Finca Xarbet, la impresionante residencia que adquirieron el año pasado. A la cita no faltaron algunos de los nombres más importantes de la sociedad balear, como la recién nombrada presidenta de las Islas Baleares, Marga Prohens, y su marido.
Al día siguiente, la esposa de Barack Obama pudo ver el atardecer mallorquín tomando unos cócteles en la azotea del Hotel Sant Francesce —donde les recibieron su propietario, Andreas Soldevila, y su esposa Aida, junto a otros invitados—. Ya por la noche, los tres amigos se perdieron como unos mallorquines más, por las calles de Palma, poniendo punto final a su jornada con una cena en el Restaurante ‘El Camino’, en la que no faltaron dos botellas de vino español, tal y como mostró el diplomático en sus redes sociales.
Un día en Madrid
Pero Mallorca no era la única parada que tenían planeada. Tras sus días de ‘relax’ en las Baleares, pusieron rumbo a la capital, donde la presencia de Michelle no pasó desapercibida —en medio de un importante dispositivo de seguridad, el pasado viernes 8 de septiembre, comió en el Restaurante ‘Fayer’— y fue vista en el Café Murillo, otro rincón conocido para la también escritora. En anteriores visitas a nuestro país —en 2016 y 2018— ya estuvo en este local, propiedad de las restauradoras venezolanas Eliza Arcaya y Johanna von Müller-Klingspor, situado justo detrás del Museo del Prado.
La localización del espacio es clave, puesto que una de las grandes aficiones de Michelle es el arte y, por ello, no podía perder la oportunidad de recorrer el conocido como Paseo del Arte madrileño. Por la tarde, recorrieron la recién inaugurada Galería de las Colecciones Reales y descubrieron las colecciones que ofrece el museo Reina Sofía.
Durante su estancia en Madrid, Michelle se alojó en el hogar de Costos y Smith, quienes no han roto nunca los lazos con España. Cuando el diplomático acabó su mandato, establecieron su residencia en el céntrico barrio de Almagro, y fue allí donde prepararon una nueva cena para Michelle, a la que asistieron, entre otros, Carolina Herrera, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y Borja Arteaga, del banco de inversión estadounidense PJT Partners, del que Costos forma parte del Consejo de Administración.
A ellos se sumaron, también, amigos de Costos que se dedican a la industria del arte y del entretenimiento, en la que el exembajador estadounidense juega un importante papel, como presidente de los Estudios Secuoya, cuya sede se encuentra en el Madrid Content City —un complejo que alberga la sede europea de Netflix, empresa donde los Obama tienen su productora Higher Ground—.
Las vacaciones de Michelle Obama en España, a finales de verano, fueron una prueba del poder de la amistad, las experiencias culturales y las conexiones duraderas entre naciones y ofrecieron una visión de la vida de una ex Primera Dama, que sigue inspirando y cautivando al mundo con su encanto y su compromiso con causas importantes.