EXCLUSIVA: La emocionante boda de Álvaro Castillejo y Cristina Fernández con Isabel Preysler como deslumbrante madrina
En la localidad gaditana de Sotogrande
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Isabel Preysler nunca olvidará lo que sintió este sábado 9 de julio. Diez años después de acompañar a su hijo Julio al altar, volvió a ejercer un papel muy especial en su vida: convertirse en la elegante y deslumbrante madrina en la boda de su sobrino, Álvaro Castillejo Preysler, hijo de su hermana Beatriz, fallecida en 2011 a los cincuenta y tres años. “No he dejado de pensar en ella. Daría lo que fuera porque estuviera con nosotros hoy aquí”, confesó a ¡HOLA! con profunda emoción. A pesar de esta notable ausencia, a la que también se ha sumado hace un año la de su madre, Beba Arrastia, el ‘sí, quiero’ del empresario de la restauración con la periodista Cristina Fernández Torres fue una mezcla perfecta de sentimiento y diversión.
Cerca de las seis de la tarde, el hall de la Finca Cortesín, ubicada en Casares, uno de los pueblos blancos más bellos de Málaga, se transformó en un hervidero de gente expectante ante la salida de los protagonistas del enlace, que se hospedaban en este icónico hotel. Fotógrafos, maquilladores, las damas de honor de la novia… Y nervios, muchos nervios. Los primeros en dejarse ver fueron Álvaro y Mario Vargas Llosa. El novio mostró una gran complicidad con el premio nobel de literatura, quien rompió a reír a carcajadas ante una de las primeras anécdotas de la jornada: Álvaro le mostró las fotos en las que, en vez de lucir los pantalones del chaqué azul confeccionado por Absolute Bespoke, aparecía en traje de baño. “Mi suegra los había sacado para planchar en otro sitio y me olvidé de ellos”, contaba Álvaro divertido.
Hubo un especial recuerdo para Beatriz, la madre del novio, fallecida en 2011. “Daría lo que fuera porque estuviera con nosotros hoy aquí”, confesó Isabel, que estuvo acompañada por Mario Vargas Llosa y sus hijos, Tamara, Julio y Ana
Minutos más tarde, hizo su ansiada aparición Isabel. Exultante, acaparó todas las miradas al desvelar el otro gran secreto de este día tan especial: su vestido. Se trataba de un diseño drapeado de Roberto Diz de color azul cielo —un guiño muy personal a su hermana—, largo ‘midi’ y hombros al aire que combinó, con la ayuda de su estilista Cristina Reyes, con joyas de Rabat, un clutch de Carolina Herrera y zapatos de Aquazzura. No solo estaba acompañada por su sobrino y por su pareja, sino también por su hijo Julio Iglesias, Jr. El cantante, con chaqué de Félix Ramiro, viajó desde Miami para arropar a quien considera “uno de mis primos favoritos”, en el día más importante de su vida. Desde allí, todos pusieron rumbo a la iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Sotogrande (Cádiz), donde ya les esperaban los casi trescientos invitados.
“Ha sido todavía mejor de lo que lo soñábamos porque nunca piensas que puede salir todo tan perfecto. Ha superado todas las nuestras expectativas en todos los sentidos”
Fue entonces cuando llegó el momento de la novia, quien había celebrado en la habitación sus últimos minutos de soltería entre brindis. Cristina impactó con un vestido de alta costura de Pronovias, un traje brocado de color marfil que constaba de cuerpo con escote cuadrado, manga francesa y lazada de organza en la espalda y una falda muy voluminosa que terminaba con una espectacular cola de tres metros.
“A Isabel la conocí en una comida en su casa y, desde el primer minuto, me ha cuidado y ha estado pendiente de mí siempre como una madre”, nos dijo la novia durante el posado familiar
Fiel a su estilo, sencillo y elegante, la periodista, que trabaja en el área de comunicación del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, lució un semirrecogido con ondas que aderezó con una pulsera que su padre, el arquitecto Nicolás Fernández, le regaló a su madre, la abogada Carmen Torres, cuando ella nació. “La metió en una caja de bombones. A ella no le hizo mucha gracia que solo le diera unos dulces, pero… ¡menuda sorpresa cuando la abrió!” recordaba. Del cabello también colgaba un espectacular velo de más de cuatro metros. Cristina llevó unos pendientes de brillantes y perlas propiedad de su abuela Atá, fallecida en la pandemia, a la que homenajeó al bordar su nombre en azul cielo en la manga del vestido, así como dos anillos que le regaló Álvaro, uno de compromiso y otro tras posponer su boda el año pasado debido al coronavirus. La novia, maquillada por Javier Montenegro, completó su estilismo con un romántico bouquet de peonías blancas. “Son sus flores favoritas. Siempre que es la temporada de esta flor, Álvaro le regala un ramo”, nos desvelaba Sandra Ferrer, de Ferini, responsable de la decoración floral.
Una princesa moderna
No era difícil resolver que Cristina, que sale con Álvaro desde que, hace siete años, los presentaran unos amigos en común, parecía una auténtica princesa. Una comparación nada descabellada si se tiene en cuenta que con este enlace ingresa oficialmente en el seno de los Preysler, la familia real del buen gusto, pero también indirectamente en el de la Familia Real de Malasia, ya que Álvaro es ahijado de Tengku Abdul Rahman, hermano del Rey del país asiático. “Mi padre ha sido jugador de polo durante treinta años en su equipo”, explicaba ante nuestro asombro. Los tres hijos del príncipe malayo, Tengku Ameera, Edy y Firhan, no se quisieron perder el enlace, aunque no fueron los únicos miembros de la realeza que viajaron hasta Sotogrande. También estaba Luis Alfonso de Borbón, duque de Anjou, junto a su mujer, Margarita Vargas, una de las más elegantes, con diseño de Silvia Tcherassi, sandalias de Aquazzura y bolso de Yliana Yepez. “Nuestra amistad comenzó con Alvarito y luego con Cristina, que es un cielo. Es una pareja muy bonita y los queremos mucho a los dos”, nos comentaban. A su vez, no quiso faltar Francisco de Borbón, hijo del duque de Sevilla, con su esposa, Sophie Karoly. “Tengo una amistad muy estrecha con él desde la infancia. Mi madre se llevaba muy bien con su padre”, detallaba Álvaro.
Entre el resto de invitados conocidos se encontraban Vicky Martín Berrocal, con un vestido verde de su propia firma, Victoria. “Conocí a Álvaro cuando entró en MasterChef para acompañar a Tamara. Él y Cristina son la bomba. ¡Han nacido para estar juntos!”, nos decía la diseñadora. También estaban la it girl Marta Carriedo, con look de Cristina Tamborero; el empresario inmobiliario Ramón Hermosilla y su mujer, la chef Karla Covarrubias; las estilistas Ana Antic y Cristina Reyes; las empresarias Massumeh Abdi y Nasrin Zhiyan; las hermanas Sara y Ana Verdasco, vestidas de The 2nd Skin Co. y de Eiko Ai para ES Fascinante respectivamente, o el matrimonio formado por Rosario Lafita y Víctor Ruiz-Rubio. También hubo representantes del mundo de la política. Entre ellos, el diputado José Antonio Bermúdez de Castro y Elvira Rodríguez, exministra de Medio Ambiente. “Destacaría de ella lo natural que es y el tesón que tiene. Además de trabajar juntas, su padre y mi marido son amigos desde pequeños”, nos contó la que fuera miembro del Gobierno de José María Aznar. Por parte de la familia del novio, asistieron Ana Boyer, con vestido de Óscar de la Renta, sandalias de Jimmy Choo, clutch de Carolina Herrera y joyas de Rabat, junto a su marido, el tenista Fernando Verdasco. También Tamara Falcó, con vestido de Zimmermann y joyas de Tous, con su novio, el empresario Íñigo Onieva, y Susana Uribarri, gran amiga de la familia, con un estilismo de Giorgio Armani y zapatos de Chanel.
Los duques de Anjou y Vicky Martín Berrocal, que mantiene una gran amistad con Tamara y Álvaro, se encontraban entre los casi trescientos invitados de la boda, que contó también con la presencia de Francisco de Borbón
Hubo grandes ausencias, como la del hermano de Álvaro, Diego. “No ha podido venir porque tenía trabajo y por logística. Vive en Filipinas y tiene un bebé recién nacido”, aclararon los novios. Y también faltaron Enrique Iglesias y Chábeli, los dos residentes en Miami. “Para mi prima era muy complicado venir con los niños y para Enrique…, ¡tres cuartos de lo mismo! Si a eso le sumas su agenda, te podrás imaginar”.
“En estos días que estábamos tan estresados nos dijo varias veces que lo importante éramos nosotros y que disfrutáramos”, comentó Álvaro de su tía
El enlace arrancó a las seis y cuarto de la tarde con uno de los momentos más especiales: el paseíllo del novio hasta el altar, acompañado de su madrina de boda al son del Canon en Re mayor, de J. Pachelbel, interpretado por la Escolanía de Sevilla. “En ese instante estás como en una nube. Fue muy emotivo y estuvimos todo el rato acordándonos de mi madre. La he tenido en mi cabeza todo el rato. ¡Mi tía estaba superfeliz por nosotros!”, confesaba más tarde Álvaro, quien también homenajeó a la recordada Beatriz Preysler con unos gemelos grabados con su nombre, regalo de su prometida. A las seis y media, realizó su entrada la novia con Gabriel’s Oboe, de Ennio Morricone, un tema de la banda sonora de la película La Misión, acompañada por una pequeña corte de damitas de honor y pajes compuesta por Perico y Mencía Tous de Monsalve, Lucas e Íñigo Laborde Zóbel y las mellizas Carmen y Valentina, hijas de Sara Verdasco y Juan Carmona, que no asistió por tener un concierto junto a C. Tangana.
Un selfie en la Iglesia
La ceremonia religiosa, oficiada por el padre Carlos Saldaña, buen amigo de los contrayentes, que viajó desde Burgos para la ocasión, fue muy divertida. A petición de los novios, el sacerdote le confirió un tono informal a la homilía. Incluso se hizo un selfie desde el altar con ellos y el resto de invitados y les regaló un libro con sus iniciales para que escribieran su historia de amor. «Fu” una de las primeras personas a las que llamamos cuando nos comprometimos. No podía ser otro. Ha casado a Ana [Boyer] y Fernando [Verdasco], ha bautizado a su hijo Miguel… y también todos mis locales”, nos contó Álvaro, quien acaba de inaugurar su primer restaurante de sushi en Madrid. La marquesa de Griñón fue otra de las protagonistas de la ceremonia, ya que, además de ejercer de testigo, fue la responsable de realizar la primera lectura con la Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios, uno de los textos más bellos y románticos, con los que emocionó a los presentes. El rito del matrimonio fue, de nuevo, un instante cargado de sentimientos que fue subrayado con un aria de Bach.
Tamara se convirtió en una de las protagonistas al ejercer de testigo y hacer la primera lectura en la ceremonia, que fue oficiada por el padre Carlos Saldaña, buen amigo de los novios
Al final de la misa se interpretó la Salve Rociera y, ya convertidos en marido y mujer, Álvaro y su mujer salieron de la iglesia al son de Cerf-volant. Les avions, de B. Coulais, canción de la película Los niños del coro. Y, así, fueron recibidos con una nube de confeti de pétalos. Tras la ceremonia, la familia Preysler se desplazó al completo junto a Álvaro y Cristina hasta el cortijo Santiago, propiedad de Íñigo Zobel, miembro de una de las dinastías empresariales filipino-españolas más importantes, y de su mujer, Maricris Cárdenas. Este matrimonio mantiene una buena amistad con Luis Castillejo, jugador de polo y padre del novio. Tanto que el propio Álvaro suele pasar varios días en la finca, una de las más majestuosas de este bello rincón gaditano con vistas privilegiadas al Peñón de Gibraltar. La boda de Álvaro y Cristina ha servido para celebrar los sesenta años del nacimiento de Sotogrande. Fue precisamente Joseph Mcmicking, mano derecha del coronel americano McArthur y tío abuelo de Íñigo Zobel, el que decidió comprar en 1962 las tierras en las que hoy se levanta este refugio para la aristocracia nacional e internacional y los amantes del polo y del golf.
Su posado más especial
Los recién casados se desplazaron hasta este enclave con un coche descapotable de cuya parte trasera colgaba el cartel de Just Married. Nada más llegar se produjo otra de las anécdotas: la novia buscaba desesperadamente pegamento para adherir uno de los lazos que se le despegó de una de sus sandalias de Jimmy Choo, mientras el resto de invitados se refrescaban con un jugo de calamansi, un conocido cítrico filipino. Hasta allí también llegó Isabel, junto a Mario. La pareja ha sido protagonista durante las últimas semanas de los rumores que situaban al escritor viviendo en otra casa. Sin embargo, se mostraron más unidos que nunca. Ella estuvo pendiente en todo momento de su pareja y se preocupó de que no le faltara de nada. Tamara Falcó estuvo presente en esta excepcional reunión familia junto a Íñigo Onieva. “Se han apoyado increíblemente. Cris es increíble, con carrera política y lo más importante es que quiere a mi primo. Sus padres adoran a Álvaro y lo cuidan mucho. Estamos encantados y muy felices con esta boda”, declaró expectante e ilusionada ante el lanzamiento de La Marquesa, su documental para Netflix, que se estrena el cuatro de agosto.
Un cóctel con ritmo
Tras disfrutar de esos minutos de intimidad con los novios, se desplazaron al Trocadero de Sotogrande, un lugar privilegiado frente al Atlántico, donde el resto de invitados esperaba su llegada. El grupo Cosita Wena fue el responsable de poner ritmo y dosis de humor a la recepción previa a la cena, que se desarrolló alrededor de la piscina. “Fue una actuación muy divertida. Estuvimos bailando sin parar con Tamara subidos al escenario. Lo pasamos muy bien… ¡tanto que no queríamos pasar a cenar!”, nos confesó Cristina. Pero tras este animado show llegó el momento de acceder a una carpa iluminada y decorada de nuevo por las flores de Ferini. “Aquí incluimos un toque azul porque querían homenajear a Formentera, que es un lugar muy especial para ellos, puesto que fue donde se comprometieron el verano pasado”, nos contaba la estilista floral. Efectivamente, la mesa presidencial llevaba el nombre de la isla, mientras que las del resto de los invitados fueron asignadas con los nombres de algunos de los sitios más emblemáticos del paraíso balear. El crooner Martin Joseph se encargó de amenizar la velada con los clásicos de siempre.
“Me he quedado absolutamente sorprendido cuando he visto a mi mujer de blanco por primera vez. Su vestido es increíble, elegante… y ella no puede estar más guapa. ¡Es imposible!”
Los invitados disfrutaron de un menú compuesto de gazpacho de fresas con langostinos, solomillo de carne roja con salsa de trufa y tarta árabe, servido por Trocadero. El equipo de wedding planners formado por Beatriz Botella y Coral Osorio, de Be&Co, estuvo pendiente de que todo saliese a la perfección. Durante el banquete, Cristina brilló con un segundo vestido de escote semicorazón confeccionado con tul glitter, fantasía 3-D y forrado con georgette de seda en color nude, también de Pronovias. La cena estuvo salpicada de grandes sorpresas, como la entrega de ramos de peonías blancas, igual que el nupcial, a algunas de las invitadas. El primero de la noche fue para Isabel Preysler, quien disfrutó de la velada y estaba realmente emocionada de ver a su sobrino disfrutando de una noche tan especial. Preysler también estuvo arropada por su prima hermana Maite Brias, hija del primer matrimonio de su tía Tessy Arrastia, en cuya casa de Madrid se instaló cuando tenía diecisiete años y llegó a España por primera vez.
El tercer ramo para Tamara
Pero no fue la única de la familia en recibir un regalo por parte de los contrayentes: Tamara también fue agasajada con uno al ritmo de Bailando, el hit de su hermano Enrique Iglesias. “Se lo dimos no solo porque queremos que sea la siguiente, sino por lo especial que es para nosotros”, nos contaban los protagonistas de la velada. Es el tercer ramo que la marquesa de Griñón recibe este año. “Yo no me siento presionada. ¿Y tú, Íñigo?”, nos respondía con ironía la aristócrata.
“Álvaro y Cristina son la bomba. ¡Han nacido para estar juntos!”, afirmó Vicky Martín Berrocal, que conoció a la pareja cuando ella y Tamara coincidieron en televisión
Tras la cena llegó el momento en el que Julio Iglesias, Jr., sorprendió a los novios con un pequeño recital en el que, entre otros temas, interpretó Crazy y To All the Girls I’ve Loved Before, las canciones de su padre, Julio Iglesias. “Nos quedamos con este instante, nos emocionó a todos y reunió a toda la boda en torno a nuestra mesa. ¡Fue espectacular!”. Isabel se emocionó con este improvisado concierto y demostró, una vez más, que es la fan número uno de su hijo. “Tenemos una relación muy especial, siempre hemos hecho muchos planes juntos. Es, como ya he dicho, mi primo favorito”, nos decía Julio, quien, a pesar de haberse divorciado de su exmujer, Charisse Verhaert, mantiene una gran relación con ella. “Es mi mejor amiga”.
Tras la inolvidable actuación, los recién casados abrieron el baile con You’re the First, the Last, My Everything, de Barry White, que fue continuado por una exultante y radiante madrina de boda. “Lo dio todo hasta el final”, nos contaba sorprendido su sobrino. La fiesta continuó con un espectáculo de fuegos artificiales, que marcó el inicio de la fiesta, amenizada por el DJ Mickey Pavón y que duró hasta el amanecer.
Hablan los novios
—Después de haber aplazado la boda hace un año debido a la pandemia, la habéis podido celebrar. ¿Ha sido como vosotros soñabais?
Álvaro.—Ha sido todavía mejor de lo que lo soñábamos porque nunca piensas que puede salir todo tan perfecto. Ha superado todas nuestras expectativas en todos los sentidos.
—¿Cuál ha sido el instante más emotivo?
—De la ceremonia, las peticiones por mi madre, Beatriz, a la que he tenido muy presente, por mi abuela Beba y también por Atá, la abuela de Cristina. Y de la celebración me quedo con muchos momentos, como la entrega de ramos a personas especiales para nosotros, entre ellos a Tami… Y, por supuesto, nuestro primer baile oficial, que acabó con fuegos artificiales.
La celebración estuvo plagada de sorpresas, entre ellas, la entrega de ramos a Isabel y Tamara: “Nos encantaría que Tami se casara. Es cuestión de tiempo y es la única que queda”
—Álvaro, ¿qué has sentido al ver a tu mujer?
—Me quedé absolutamente sorprendido cuando la vi por primera vez de blanco. Su vestido es increíble, elegante… y ella no puede estar más guapa. ¡Es imposible!
—¿Te dio tu tía Isabel algún consejo en los momentos previos a caminar hacia el altar?
—En estos días que estábamos tan estresados, nos dijo varias veces que lo importante éramos nosotros y que disfrutáramos.
—Tamara ha tenido un papel muy importante en la ceremonia al firmar como testigo y encargarse de la primera lectura. ¿Qué te ha dicho al verte vestido de novio?
—Tami estaba sorprendida con lo bien que me quedaba el chaqué, porque no está acostumbrada a verme tan guapo. ¡Estoy todo el día en vaqueros y deportivas! Cuando le dijimos que nos casábamos se moría de ilusión, es de las personas que más ha vivido nuestra relación desde el principio.
Cristina.—Si no hubiera sido testigo de Álvaro, ¡se lo habría pedido yo!
—Cristina, ¿cuál es la relación que tienes con ella?
—La quiero como una prima. Me encanta tenerla cerca porque nos entendemos muy bien y siempre sé que está ahí. Es de las mejores personas que conozco, la más cariñosa y siempre está pendiente de nosotros. Aparte, estar a su lado es reírte todo el rato. ¡Cualquier plan con ella nos encanta!
—Le habéis dado un ramo. ¿Os gustaría que ella fuese la siguiente en casarse?
—¡Claro que sí! Es cuestión de tiempo y es la única que queda.
—Otro testigo ha sido Julio Iglesias, Jr., quien, además, ha sorprendido con un minirrecital. ¿Cómo lo habéis vivido?
A.—Ese momento fue de lo más especial y mágico. Sorprendió a todo el mundo cuando entró en la carpa cantando y levantó a todos los invitados, que se reunieron alrededor de nuestra mesa mientras tanto. ¡Fue inolvidable!
“¡Me ha tocado la lotería!”
—Cristina, ¿cómo te ha recibido la familia de Álvaro?
—¡Me ha tocado la lotería con ellos! He tenido suerte con mi familia política porque son cariñosísimos, buenos y divertidos... A Isabel la conocí en una comida en su casa y, desde el primer minuto, me ha cuidado y ha estado pendiente de mí siempre como una madre.
—Supongo que os ha honrado que Mario Vargas Llosa, premio nobel de literatura, sea uno de vuestros invitados… ¿Cómo es vuestra relación con él?
—Mario es genial y lo queremos mucho. Casualmente, Cristina lo conocía antes que yo, ya que su padre era socio y muy amigo de uno de los mejores amigos de Mario, Alfredo Montagne.
Isabel se dejó ver de lo más animada durante el minirrecital de su hijo, Julio Iglesias, Jr., y en el baile posterior, donde demostró su ritmo
—Después de todo este tiempo organizando esta boda tendréis muchas ganas de ir de luna de miel. ¿Nos podéis dar alguna pista de dónde vais a viajar?
—¡África! Es un destino soñado por los dos. Utópica nos está organizando un viaje de ensueño, pero tendremos que esperar al mes de octubre, que entre el trabajo de Álvaro y el agotamiento que llevamos acumulado, necesitamos parar unos días. Ahora nos vamos a La Toscana, en Italia, que es otro de nuestros sitios favoritos. Allí recargaremos pilas, contemplaremos los campos de girasoles y… ¡comeremos carbonaras!
—¿Qué esperáis de esta nueva etapa que acabáis de empezar como marido y mujer?
—No hay nada de diferente en nuestras vidas, porque esta boda ha supuesto formalizar algo que ya era completamente normal para nosotros. Lo que se puede decir es que hemos dejado de vivir en pecado. [Risas]. Lo que de verdad nos cambiaría todo son los hijos y todavía vamos a esperar un poquito para eso.
TEXTO: EDUARDO VERBO/
ENRIQUE J. SUERO
FOTOS: ANTONIO TERRÓN/
LIVEN PHOTOGRAPHY @LIVEN_PH/MANUEL MARTOS
COORDINACIÓN: SUSANA URIBARRI
© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.
