El pasado 9 de septiembre, don Felipe volvió a su querida Mallorca para asistir a una boda muy especial, la de su ahijada, Martina Jáudenes de Diego, con el empresario Luis Abascal. El monarca, que acudió solo pese a que la asistencia de la reina Letizia estaba confirmada, llegó a pie al templo de San Nicolás, ubicado en el casco antiguo, causando casi tanto revuelo como la propia novia, que es hija de Eugenio Jáudenes, piloto de Iberia retirado y antiguo compañero de regatas de don Felipe cuando todavía era príncipe.
La pareja pronunció el 'sí, quiero' ante sus 250 amigos y familiares, entre los que se encontraba Marta Gayá, la decoradora mallorquina a la que este verano fotografiaron con el Rey Juan Carlos durante un viaje a Irlanda —asistieron a la inauguración de una iglesia— junto a un grupo de amigos. Una imagen que dio la vuelta al mundo al señalar su amistad después de décadas. Don Felipe se reunió con viejos amigos de la isla y coincidió, por primera vez en público, con Marta Gayá, que lució un vestido en gris plata a juego con sus perlas, y que generó una enorme expectación.
- El rey Felipe VI, sin doña Letizia, asiste en Palma a la boda de su ahijada
Finalizada la ceremonia, el Rey, junto con amigos y familia, acompañó a los novios hasta el coche y los despidió entre aplausos, fotos y posados, dejando unas simpáticas imágenes. Después, todos volvieron a reunirse en el castillo de San Carlos, que fue el escenario de las celebraciones: cóctel y cena servidos por la chef Macarena de Castro, con estrella Michelin, y baile hasta altas horas de la madrugada.