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Pilar Soto lo tenía todo, o eso parecía. Con apenas 20 años había conseguido triunfar en la pequeña pantalla con programas y series de éxito como El Grand Prix o Al salir de clase. Sin embargo, detrás escondía un drama, la bulimia, que ahora relata en Conversión, su libro, presentado recientemente en la Universidad San Pablo CEU.
“No fue la fama, ni la falta de una estructura familiar, como en un principio pensaba, lo que me llevó al borde la muerte, sino la falta de conciencia en Dios”, dijo durante la presentación, unas declaraciones que publica la revista ¡HOLA! de esta semana.
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“Llegué a pesar 37 kilos y mido 1,70 de estatura, me había convertido en un monstruo y me estaba muriendo”, contó la presentadora, quien, tras finalizar una de las galas de La isla de los famosos, donde participó en 2004, perdió el conocimiento. “En el umbral de la muerte, y tras haber estado ingresada más de 87 veces a lo largo de ese año, cuando los médicos me dieron por perdida, recé y me encontré con Cristo. En ese momento le pedí que me perdonara y que me dejara quedarme”, contó.
Tras recibir el alta, Pilar visitó una iglesia, coincidiendo con el aniversario de la muerte de su padre, al que perdió cuando tan solo tenía nueve años. Alejada de los medios, decidió incorporarse como seglar laica a la orden Terciaria Franciscana, dando un cambio radical a su vida. “Si a alguien le sirven mis lágrimas, mis errores, mi sonrisa y todo este tiempo que me he dedicado a aprender a vivir es que he llegado a mi objetivo con este libro”, dijo.
La presentadora, que en estos años tan complicados también ha superado varios tumores, no descarta trabajar de nuevo en televisión pero, sobre todo, desearía “hacer cine comprometido”.
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