Verona, el lugar que William Shakespeare escogió para situar la historia de amor más romántica jamás contada, se ha ganado el nombre de la ciudad de Romeo y Julieta. Millones de visitantes acuden cada año al “balcón de Giulietta”, donde la leyenda (y no la obra del británico) sitúan una de las escenas más conocidas de todos los tiempos.
Pese a que no existe ninguna evidencia de que los Capuleto vivieron en el número 27 de la Vía Capello, miles de mensajes de enamorados de todos los rincones del mundo inundan las paredes del atrio de Julieta: escritos en todas las lenguas, con declaraciones de amor y desamor, nombres unidos con corazones, juramentos para la eternidad o búsquedas desesperadas; todo un mureal del amor que confiere al espacio un ambiente más romántico aún. Los mensajes son tantos que es necesario limpiar los muros dos veces al año (el 13 de febrero, víspera de San Valentín, y el 15 de septiembre, antes del cumpleaños de Julieta).
El misterio de la casa de Julieta
El edificio, que data del siglo XIII, fue el hogar de una familia veronesa llamada Capello. No está documentado que esa fuera la casa de la familia de Julieta, pero se dice que en plena época del romanticismo, muchos escritores peregrinaban a Verona sólo para ver la casa en la que se había recreado la historia de Shakespeare, que su vez se había inspirado en un relato que durante siglos recorrió Europa.
El éxito de la tragedia teatral fomentó que la casa de Julieta se convirtiera en un símbolo universal del amor, y por ello, el edificio ha sido restaurado en varias ocasiones. Tanto es así que el famoso balcón fue añadido a principios del siglo XX. Las obras de restauración, en 1935, a cargo de Antonio Avena. La ciudad consiguió hacer suya la frase de Shakespeare: “Nada hay fuera de las murallas de Verona” .
En el patio de la casa hay, además, una estatua de bronce dedicada a la malograda Julieta, y un nuevo mito popular augura buena suerte en el amor si se le toca el seno derecho. De ahí que esa sea una de las fotografías más comunes en las cámaras de todos los visitantes.
El “sí quiero” más romántico
Desde abril de 2009, el balcón en el que Romeo cortejó a su Julieta ha abierto sus puertas para que todos aquellos que lo deseen puedan celebrar su boda civil. Por un precio de entre 600 y 1.000 euros (dependiendo de la procedencia de los enamorados) el ayuntamiento de la ciudad ha encontrado una romántica (y lucrativa) manera de casarse… y eso que la historia se basa en el amor trágico.
Una heroína para millones de jóvenes
La historia de Julieta continúa inspirando a millones de jovencitas por todo el mundo, que ya tienen su propio espacio para compartir sus experiencias románticas, el Club de Julieta. Sus “secretarias” responden a las miles de cartas que les llegan, ofreciendo apoyo, consejo o, simplemente, un oído, a aquellas que necesitan hablar sobre el amor. Desde su oficina en la casa de Julieta, contestan diariamente a todas las admiradoras de este amor joven destinado al fracaso.
Es poco probable que Romeo y Julieta existieran, y tampoco que su amor se sellara tras los muros del edificio. Pero sea como fuere, la de Romeo y Julieta será siempre la historia de amor más grande jamás contada. Porque ninguna cita es tan dramática y romántica como aquel: “¡Ojos, mirad por última vez! ¡Brazos, dad vuestro último abrazo! Y labios, puertas del aliento, ¡sellad con un beso un trato perpetuo con la ávida muerte!”