La vida es una rueda. Algo cíclico y pasajero que nos lleva y nos devuelve al mismo punto. Es verdad que los hábitos van cambiando, pero en definitiva, siempre volvemos a nuestra raíz. Y si no, que se lo pregunten a una nueva empresa inmobiliaria, que a diferencia de sus iguales en el sector, está subiendo como la espuma en el mercado de la compra venta de casas, aunque en este caso, más que casas hablamos de pueblos.
Ya no está de moda vivir en la ciudad. Hace años, los pueblos de nuestro país se quedaron vacíos. Eran los años sesenta, y la gente acudía a las ciudades en busca de empleo y una vida mejor.
Parece que las cosas están cambiando y ahora son los de las ciudades, los que buscan en los pueblos, la tranquilidad y la serenidad que ya no encuentran en la metrópolis.
En la web www.aldeasabandonadas.blospot.com se pueden encontrar ofertas y promociones, sobre aldeas y pueblos abandonados en Galicia, Asturias y Cantabria principalmente. Por un coste medio de 80.000 euros más el dinero que invertiremos en la rehabilitación y el acondicionamiento de las casas, podremos vivir en un pueblo, o mejor dicho, podremos vivir en nuestro propio pueblo.
Esta moda de comprarse pueblos enteros, no es tan barata como parece a priori. En muchos casos, las casas de los pueblos al estar abandonadas, necesitan de una inversión muy fuerte para poder rehabilitarlas, tomas de luz y agua y el arreglar los caminos y carreteras del mismo. Además, no todo el mundo se puede permitir el lujo de vivir aislado, en la tranquilidad de un paisaje natural.
El caso es que la empresa está vendiendo aldeas y pueblos sin problema alguno. En general, te facilitan el camino bastante. Normalmente, las fincas y las propiedades rústicas pertenecen a varios herederos que no siempre están de acuerdo. Localizarles, conseguir reunir las escrituras y finalizar la operación, puede llegar a necesitar de meses de nuestro tiempo, que nos ahorramos con esta empresa.
Las salidas que tiene esta nueva forma de vivir son variadas, dependiendo de la necesidad que tengas los compradores de aldeas. Se puede montar un hotel rural, con las casas abandonadas del pueblo, un eco-lugar en el que desconectarse de la vida estresante de la ciudad, un restaurante o simplemente, una curiosa vivienda personal.
La ciudad ya no vende. El ritmo, el tráfico, el estrés y la crisis pueden ayudarnos a encontrar el empujón necesario para cambiar nuestra forma de vivir. A partir de ahí, que cada uno haga de su aldea su rincón especial. Los tiempos están cambiando y lo que antes significaba vivir aislado, ahora puede significar vivir tranquilo y seguro. Gracias a Internet, es más fácil ¿no?