Las tareas de localización del Airbus 330 de la compañía Air France que el pasado lunes se precipitó en pleno vuelo al Océano Atlántico comienzan a dar sus frutos. El sábado, efectivos de la Marina Brasileña localizaban dos cuerpos flotando en el mar. Posteriormente, el domingo, se localizaron 15 cadáveres más, ocho de ellos fueron localizados por la fragata francesa “Ventôse”.
Los cuerpos de estos pasajeros están siendo trasladados en helicóptero a la isla Fernando de Noronha donde se les realizarán un primer estudio antes de ser trasladados a la ciudad de Recife, al Insituto de Medicina Legal donde se les aplicarán las tareas de identificación por medio del ADN.
También se están recuperando restos del avión siniestrado ya que se han localizado asientos, mascarillas de oxígeno, partes del fuselaje del avión y hasta objetos personales de los pasajeros. Pese a que la localización de los cuerpos es la prioridad absoluta de las fuerzas desplegadas en la zona, están recogiendo del mar todos los objetos que puedan ayudar para esclarecer las razones del accidente del avión.
Para esta labor es de vital importancia encontrar las cajas negras del avión aunque esto entraña más dificultad de la que se pensó en un primer momento. Las señales ultrasónicas que emiten dichas cajas dejarán de sonar en veinte días. Además de este problema, se suma la profundidad a la que podrían encontrarse las cajas y la dificultad de acceder a ellas. La fragata francesa “Ventôse” y el submarino “Emeraude” intentarán localizarlas en el fondo marino, a una profundidad de entre dos y cuatro mil metros. El problema que conlleva dicha profundidad es que las ondas que emiten las cajas negras sólo se perciben por los radares a unos mil quinientos metros de distancia y la zona que tienen que rastrear es de más de novecientos kilómetros.
También participa en la localización de las cajas el submarino francés “Nautile” quien pudo localizar de los restos del Titanic.
La zona en la que han encontrado los cuerpos y los restos del avión están localizados a unos 1.200 kilómetros de las costas de Brasil.
El coronel de la marina brasileña, Henry Wilson Munhoz, declaraba anoche que no tienen dudas que tanto los restos encontrados como los cadáveres pertenecen al Airbus 330 de la compañía Air France que cubría la ruta Río de Janeiro París y que se precipitó en el Océano Atlántico a seiscientos kilómetros de las costas brasileñas.
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